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EDICION No 4445 SÁBADO 30 DE JUNIO DE 2007 - MONTERIA - COLOMBIA

Somos un país de desalmados

Toño Sánchez Jr. Por TOÑO SÁNCHEZ Jr.

(IV)

Mientras que para César Gaviria y los poderosos acantonados en Bogotá, lo único que interesaba era la Apertura Económica y entregarle a Pablo Escobar lo que pidiera; en Córdoba y Urabá la situación de orden público era agobiante. Había parajes en nuestros campos en donde poder llegar a ver un amanecer se podía catalogar como todo un milagro.

Un hecho muy cierto, en aquel período de Gobierno, fue que las tropas del Ejército en vez de proteger a las poblaciones vulnerables, como Córdoba, tenían como prioridad cuidar la infraestructura petrolera y energética del país y las instalaciones de respetados industriales de la empresa privada. Muchas veces esa vigilancia se extendía a los sitios de recreo y mansiones de estos últimos. Esta política de defensa convirtió a los policías en 'carne de cañón', ya que el Estado los mandaba a apartadas regiones, en donde por lo general la guerrilla se cebaba con estos uniformados. Y cuando ello pasaba los refuerzos jamás llegaban a tiempo. Con César Gaviria, el abandono del Estado para con Córdoba fue de tal magnitud que los mismos comandantes de la Brigada 11, de la época, se lo reconocían en privado a los ganaderos de la región. Así se lo hicieron saber a los que asistieron a la reunión de 'Los Ranchos', a las afueras de Montería.

A este famoso encuentro, convocado por la Brigada 11 y los gremios, asistieron ganaderos, agricultores y comerciantes del Departamento. Allí se hizo presente todo el Alto Mando de la BR-11, liderado por el coronel Carlos Leóngomez Matheus (1991-1993). Este respetado oficial, que luchó por pacificar a Córdoba, reconoció con tristeza que estaban solos en la lucha contra la guerrilla, que no había una verdadera voluntad política para enfrentar a la subversión en esta región. En un enérgico y emotivo discurso le pidió a los presentes ayuda. Dejó claro que sin el apoyo de los ciudadanos de bien no era posible derrotar militarmente al Epl y a las Farc en el Sinú y el San Jorge. Conminó a los presentes a que no pagaran más 'vacunas' a la guerrilla y los invitó a que accedieran a comprar unas nuevas armas de defensa personal que Indumil estaba vendiendo.

Allí muchos de los asistentes se sacaron 'trapitos al sol', en el sentido de que algunos se beneficiaban de la extorsión de la guerrilla. Un capitán, que había permanecido en silencio, tomó la palabra y calmó los ánimos. Propuso un borrón y cuenta nueva. Dijo que lo más importante era que desde ese momento nadie más apoyaba a la guerrilla sino al Ejército. Por último se comprometió a prestarles a los finqueros, soldados vestidos de civil, para que los acompañaran a sus haciendas. El oficial también se ofreció a ir con el que se lo pidiera. Fue así como muchos ganaderos y agricultores pudieron regresar a sus fincas. El capitán que había tomado la palabra no era otro que el condecorado oficial Walter Fratini Lobaccio. Militar éste que llegó a Córdoba con la convicción de acabar con la guerrilla en esta región. Con este aguerrido oficial los cordobeses tienen una deuda de gratitud que nunca fue saldada, lo mismo que para con otros soldados, suboficiales y oficiales de la BR-11. Fratini se fue como quiere irse todo 'tropero', en un combate. Cayó muerto en el Urabá antioqueño, cuando una facción del Epl, liderada por alias 'Gonzalo', que no se desmovilizó en el proceso de paz del Epl con el Gobierno Gaviria, derribó el helicóptero artillado desde donde el capitán estaba apoyando a sus hombres en tierra.

Uno de los asistentes a la reunión de 'Los Ranchos' era un principiante en el oficio de la ganadería, Salvatore Mancuso Gómez. Entre el entonces ganadero y el capitán Fratini nació una gran amistad. Además, tenían un enemigo común: la guerrilla. Se puede afirmar que aquí fue donde nació el Comandante del Bloque Norte de las Autodefensas.

Al día siguiente la fila en la Brigada -11 para la compra de armas era inmensa. Allí estaban presentes todos los que el día anterior habían estado en 'Los Ranchos'. El 'fierro' que más gustó fue el fusil Colt, la escopeta de cinco cartuchos y el revólver Llama. Los cordobeses son personas pacíficas, prefirieron dejarse extorsionar por muchos años de la guerrilla que enfrentarlos. Sólo accedieron a combatirlos cuando el Ejército vino y se comprometió a no abandonarlos y ayudarlos. La primera vez fue cuando las Farc asesinaron al coronel Díaz, en octubre de 1988. La segunda, en la reunión de 'Los Ranchos'.

¿Qué llevó a los cordobeses a armarse? ¿Qué hizo que los cordobeses nuevamente se aliaran con grupos de autodefensas? La respuesta está en la misma razón, ya suena a sonsonete, pero en el interior del país nadie acepta, porque allá viven los responsables de nuestras desgracias: El abandono del Estado.

Mientras tanto, en el Magdalena Medio, esa autodefensa acordaba con el Estado, no hay documento escrito, perseguir a Pablo Escobar. La idea era que el capo no encontrara apoyo en su zona rural de influencia. Además, que estos 'paras' se encargaron de controlar la Autopista Medellín-Bogotá y la Troncal del Magdalena Medio que se estaba terminando de construir. Fueron miles los kilos de dinamita que las autodefensas incautaron en los retenes que montaron en estas vías. Explosivos que iban para Bogotá, para que la gente de Escobar atentara contra los bogotanos.

Con tal de evitar que Escobar atentara contra los capitalinos se le ordenó al Bloque de Búsqueda bajar la presión contra el mafioso. Por su parte el narcotraficante puso como condición para entregarse, que sacaran a Miguel Maza Márquez de la dirección del DAS y la desmovilización de las autodefensas del Magdalena Medio, entre otras. Peticiones que se cumplieron al pie de la letra.

El mafioso se entregó a las autoridades en junio de 1991, coincidencialmente a las pocas horas de que la Asamblea Nacional Constituyente prohibió la extradición de colombianos. A los pocos días cayó asesinado, en Puerto Boyacá, Henry Pérez, comandante de las autodefensas del Magdalena Medio. El crimen fue ordenado por el capo. Asumió como nuevo jefe Ariel Otero. Quien realizó con el Gobierno Gaviria el más rápido proceso de paz y desmovilización que se conozca en el mundo. Nunca se conoció qué se pactó, pero todos los que dejaron las armas en ese entonces, aseguran hoy, que nada se cumplió. Esto originó el nacimiento de otro grupo de justicia privada.

Escobar que era un tipo proclive al delito siguió delinquiendo desde su cárcel 'La Catedral'. El único que se resistía a creerlo era el Gobierno de Gaviria. Ante la Fiscalía se presentaron una serie de personas para negociar su situación jurídica a cambio de declarar todos los crímenes que Escobar venía cometiendo desde su prisión. Entre la noche del 21 y la madrugada del 22 de julio de 1992 el mafioso se voló de la cárcel 'La Catedral'.

Disculpen, si Dios lo permite, seguimos el otro sábado.

 

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