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Viernes 11 de mayo de 2001

La otra historia de Shakira

Por Arianna Córdoba
Antes de conseguir este Grammy, Shakira tuvo que pasar las duras y las maduras, pues las puertas se le cerraron por doquier. Tal como lo cuentan en "Shakira, lo que nadie conoce".

Le echó el ojo Ricky Martin y buscó la manera de hacerle caer en cuenta de su presencia, como diciéndole "estoy aquí", hasta que se desinfló del astro boricua.

Narén Dayarnani pretendía vacilársela no más y la sometió a más de un desprecio. Con otros tipos no le fue mejor; Gustavo Gordillo, se la hizo con Carolina Sabino. Su enamorado cuando grababan "El oasis" la trataba veces super bien y otras como si ella no existiera.

De Osvaldo Ríos ni hablar. Habló mal de los papás de ella y hasta tenía en su apartamento una ficha técnica Shakira y de todas sus conquistas en las que las precisaba minuciosamente las gustos y disgustos de cada una de éstas.

Isabella Santodomingo, cuando era directora de Shock, dijo despectivamente que las fotos de Shakira pegaban más en la revista Vea que en la que ella dirigía. Luego, cuando la artista llegaba a la cúspide, se preciaban diciendo que en Shock, era la publicación donde más portadas le habían dedicado a la intérprete de "Ojos así".

Alejandro Villalobos, cuando era director de Radioactiva, se cansó de negársele al teléfono cuando lo llamaba para pedirle que la entrevistara, y luego, cuando ganó el Grammy, se llenaba la boca diciendo que él era quien la había lanzado al estrellato.

Una marca de ropa y otra de calzado, se opusieron a prestarle el atuendo y los zapatos que necesitaba para que le tomaran las fotos para una revista, porque según ellos tenía pinta de loba, pero sí le proporcionaron productos a quienes consideraban que eran deslumbrantes estrellas llenas de talento como Aura Cristina Geithner y Kika Child ¿Y quién se acuerda de ellas ahora?.


Varias páginas de este jugoso libro se lo dedican a la ocasión en la que Shakira participó en el concurso de "La Mejor Cola", que a la postre ganó.

Al llegar a Bogotá poco confiaron en ella porque no era un mujerón espectacular lleno de curvas y busto que mostrar. Le cerraron las puertas hasta decir ya no más. Tanto así, que le respingaron la nariz a punta de portazos y no de cirugías.

Una vez le pelaron las cejas que tenía muy gruesas. Se escondía a comer chocolates, de los caros, los baratos o de los que fueran. Total es que fueran productos del cacao.

No falla un domingo a misa y no falla tampoco a la comunión. Eso es sagrado, así como rezar unos cuantos rosarios al día, acompañada por Nidia, su mamá, que todavía le pega unos pellizcos en el brazo cuando se porta mal.

Su papá, William Mebarak, vendía relojes finos, pero ella nunca tuvo noción de las horas porque nunca uso uno de estos artefactos.

Una vez el carro se le quedó sin gasolina en médio camíno y llego a una estación de servício, donde tuvieron que fiarle el combustible porque Shakíra nunca carga dinero en la billetera.

Julio Sánchez Cristo la acusó de plagio. Le propusieron unos dizque muy conocedores de música, que no cantara balada sino salsa o merengue. Lágrimas brotaron de sus ojos ante los desprecios, pero nunca lloró frente a quienes la ofendían.

Estas y muchas otras jugosas anécdotas de la vida de la más grande intérprete de Colombia en todos los tiempos, Shakira Isabel Mebarak Ripoll, se encuentran recopiladas en más de 200 páginas que hacen parte del libro "Shakira, lo que nadie conoce", escrita por dos periodistas y editada por Grijalbo Mondadori.

En esta publicación, que de pronto no es autorizada por la super estrella barranquillera, se nos narra de una manera desenfadada y con datos muy precisos, los afanes, los ires y venires de Shakira en su tarea por alcanzar la fama.

Allí no sale mal librada la cantante, al contrario, los que ahora deben tener una vergüenza de siete pisos, son todos esos personajes allí reseñados con nombres propios y direcciones exactas que se las tiraban de ser muy sabihondos, muy expertos, muy 'in', muy especiales y muy muy, que, se negaron a apoyar a la artista.

Esa sí, también se refleja el buen tino de quienes siempre creyeron en ella y a quienes Shakira ha agradecido.

La moraleja de ese escrito, que ahora causa furor en todas partes, es que el talento y la perseverancia se imponen ante todo lo demás, pues línea a línea, descubrimos a una Shakira que no concebía el lamentable hecho de que representantes de la sociedad consumista, que abundan por doquier, la calificaran por su físico y no por sus cualidades.

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