Elogio de los alucinógenos | Príncipe del valle del Sinú
Veneno de serpiente de cascabel
Alucinados ....
Elogio de los alucinógenos
Del hongo stropharia y su herida mortal
derivó mi alma una locura alucinada
de entregarle a mis palabras de siempre
todo el sentido decisivo de la plena vida
Decir mi soledad y sus motivos sin amargura
Acercarme a esa mula vieja de mi angustia
y sacarle de la boca todo el fervor posible
toda su babaza y estrangularla lenta
con poemas anudados por la desolación
De la interminable edad adolescente
otorgada por la cannabis sativa diré
un elogio diferente Su mal es menos bello
Pero hay imágenes en mi escritura
que volvieron gracias a su embrujo enfermizo
Ciertos amores regresaron investidos de fulgor
eterno Algunos pasajes de mi niñez volcaron
su intacta lumbre en el papel Desengaños
de siempre me mostraron sus ví:sceras
Hay quien confía para la vida en el arte
en la frialdad inteligente de sus razonamientos
Yo voy de lágrima en lágrima prosternado
Acumulando sílabas dolorosas que no nieguen
la risa Que la reafirmen en su cierta posibilidad
de descanso del alma No de su letargo
Voy de hospital en cárcel en conocidos inhóspitos
como ellos Almas con cara de hipodérdmica
y lecho de caridad Entregándole mi compañía
a cambio de un hueso infame de alimento
Toda esa gran vida a los alucinógenos debo
La delicadeza de un alma no está casi
en los que se apropia Sino en el desprecio de ese estorbo
sangriento cual banquete de Tiestes
que la opulencia inconsciente ofrece vana y fútil
Príncipe del valle del Sinú
Sus sentimientos más leves que las alas de las garzas
pero fuertes como su vuelo Su virilidad la propia
de un príncipe masculino soñador y altivo Su talante
el del que no quería amar pero ama Su heredad
la tierra Los míticos cebúes blancos y rojizos
Un carruaje de madera y metal violeta oscuro
Como sus ojos Tiene la noche de Damasco en ellos
Su voz la del trueno diluida en el susurro de la brisa
Su elegancia la del caballero del desierto Sus maneras
la presencia de los antepasados orientales fumando
el hachís Batiendo el aire con las pestañas negrísimas
con un fondo morado de ojeras de adicto ancestral
Tendido sobre un cojín de seda verde pistacho
Sus alimentos las almendras Las aceitunas El arroz
La carne cruda con cebolla y trigo El pan ácimo
Las uvas pasas El ajonjolí El coco El yogur ácido
Sus colores el negro El azul y el magenta
Sus elementos el aire y la tierra Su presencia
la de un joven dios agrario alejando el mal invierno
Regalando su fuerza al débil del campo Su esencia
íntima la del adolescente eterno que habita
la ilusión del poeta y su locura de alcanzarlo
en su pleno tránsito fugaz hacia la madurez
familiar a los hábitos poco felices
Su sentido unánime el de la saeta y el corazón palpitante
de la agonía del éxtasis erótico Su placer el desbordamiento íntegro
del ser sobre mis sueños abandonados entre sus manos
Su eternidad en mí la del amor largamente deseado
en lo esencial de cada instante De cada poema
Veneno de serpiente de cascabel
Gallo de ónix y oros y marfiles rutilantes
quédate en tu ramaje con tus putas mujeres
Hazte el perdido El Robado Hazte el loco
Anoche le oí a mi padre llegó tu hora
Mañana afílame la tijera para motilar
al talisayo Me ofrecieron una pelea para él
en Valledupar Levántate temprano
y atrápalo a la hora del alimento Dijo mi padre
Talisayo campeón en tres encuentros difíciles
He rogado y llorado que te dejen para siempre
como padre gallo Pero a mi viejo ya le dieron
el dinero y me compró un juego de dominó para engañarme
Pero ya estás cantándole a la oscuridad
para que se vaya Te contestaron tus vecinos
Y mi padre está sonando sus chancletas en el baño
Es imposible evitar que te manden otra vez a la guerra
Porque si mañana te espanto padre de todas maneras
hará prenderte por José Manuel el indio Así que
prepárate a jugarle sucio a tu contendor
Pues le robé al indio un veneno de serpiente cascabel
para untarlo en las espuelas de carey
En medio del tumulto y la música de acordeones
me haré el pendejo ante los jueces que siempre
me han creído niño inocente y te untaré
el maranguango letal Es infalible como el mismo diablo
Voy a apostar toda mi alcancía a nuestra victoria
Con lo ganado construiré un difraz de carnaval
Y lo adornaré con tus mejores plumas