Un asesino | El mercader de las palabras | El que no entendió nunca | Ira infame
Acusador ....
Un asesino
Caminaba como arrastrando su sombra
No mira a nadie ni nadie lo mira
Hay un vacío a su alrededor
como un hacha levantada
Salió hace unas semanas de la cárcel
Lo declararon inocente unos jueces venales
Fue a visitar a los viejos amigos
y éstos le cerraron las puertas en la cara
Y así todo el mundo
Hay un cerco de púas en torno de Carlos
el parricida
El mercader de las palabras
Viviste de ella
No le pagaste su valía en lo que valía
La vida te llevaba hacia otras cosas
Distraído te olvidaste de la Inspiradora
y ella se alejó de tí
No le ofrecías un altar de sus merecimientos
Terrible enemistad:
Su cara adusta seca la boca
Estrangula el sentimiento
Sus gestos desolados nublan el alma
Ahora quisieras Oh querido
no haberla herido tanto
El que no entendió nunca
Fuiste testigo indolente
No comprendiste
Ni ayudaste a la víctima
Fuiste cómplice de la perfidia y la ignorancia
Tácitamente aceptaste
que aquel hombre no valía la pena
Cuando lo llevaban al matadero
estabas cerca de él
y sólo miradas de rencor le prodigaste
Cuando te preguntaron
si aquel amigo que aparecía en sus poemas eras tú
lo negaste airado
¿Hoy que vives entre cosas cotidianas
te olvidas de aquella época ilustre
cuando a tus pies tuviste la poesía?
Ira infame
Remite vulgaridad desde París
Joven aficionado al teatro y a la poesía
Vanidoso de su suerte viajera
envía postales donde brilla el odio
como una perla enferma
Yo lo quisiera con ese odio volcado
sobre el papel del poema
Despreciando a un mundo que lo ama
Enseñándole humildad a su alma altanera
Yo lo quisiera llorando en el escenario
No así pequeña bestia de rencor
deletreando espumarajos
Yo lo quisiera silencioso y tranquilo
Pero la Ira tiembla en sus entrañas
Ira de ceguera y soberbia Ira de sentirse poco
Ira de desleírse como una fruta podrida
Ira torpe del que padece una locura
que no es de su medida