Domingo 1 de junio de 1997
Rubén habla de su hermano Raúl
Entre rosas y espinas
Blanca Brunal
El Meridiano
No es poeta ni escritor como lo fue
Raúl, es veterinario y se dedica a la docencia en la Universidad
de Córdoba, pero sus apreciaciones sobre la vida de su
hermano tienen una gran profundidad como si se tratara de cualquiera
de alguno de sus versos.
Hoy a Rubén sólo le
basta recordar todo ese recorrido que hizo de la mano de Raúl
durante su infancia, su adolescencia y durante los momentos más
críticos de su vida adulta para reconocer en él
a un verdadero ser humano capaz de desatar un huracán y
luego amansar la rabia contenida que producía, con uno
de sus poemas más tiernos y significativos. Y tener siempre
presente aquella frase que le escribiera en una carta que decía:
"Aunque tú no lo quieras, yo soy tu hermano y aunque
yo no lo quiera, tú eres mi hermano".
Rubén fue su único
hermano, el mayor. Nacieron de un matrimonio de viudos: Joaquín
Pablo Gómez Rainero y Lola María Jattin Safar.
"Mi padre era abogado, fue profesor
de sociología en la Universidad de Cartagena y trabajó
30 años con el Poder Judicial. Fue el primer Magistrado
del Tribunal Contencioso Administrativo de Córdoba y la
persona que más influyó sobre la vida de Raúl.
Había un gran nexo entre ambos, debido a que Raúl
era asmático y recuerdo ver a mi padre cargándolo
sobre sus piernas, meciéndolo día y noche, hasta
dos días seguidos para aliviar su mal".
Raúl nace el 31 de mayo de
1945 en la ciudad de Cartagena porque en Cereté ni en Montería
habían hospitales y por precaución, debido a que
su mamá era una mujer ya mayor. Pero es en Cereté,
en el barrio Venus, donde transcurre su infancia, compartiendo
con Rubén las amistades de Alvaro Cabrales García,
Marta Cristina Cabrales García, Lázaro García,
Ana Teresa García, Miguel Antonio Acuña y Benjamín
Espinosa.
Pero el asma lo limitaba mucho para
sus juegos en la calle y su padre aprovechaba su encerramiento
para inducirlo a la lectura, cosa que Raúl hizo con gusto,
más cuando tenía a un excelente tutor como su padre
que le gustaba también la lectura y lo llevaba al análisis
crítico de las obras literarias.
"Quizá mi padre descubrió
en Raúl su gran talento desde que era muy niño y
se dedicó a cultivarlo, quizá fue él quien
le ayudó a su formación especial. Mi padre era
una persona con una gran formación literaria, tenía
influencia de los clásicos franceses, tipo Voltaire, y
eso se refleja más tarde en Raúl. Considero que
era una persona, quizá más culta que Raúl,
pero era sencilla, más bien tímida, que nunca expresó
estos grandes conocimientos fuera del núcleo cerrado de
personas que lo conocían. Raúl por su parte, tenía
una memoria extraordinaria, impresionante y prodigiosa. Podía
grabarse de un libro de mil páginas las figuras que contenía.
Mis amigos y yo, a manera de juego, le preguntábamos qué
había en la página "tal" y él decía
la figura que correspondía".
Además Raúl era una
persona de una fuerza física impresionante, "capaz
de levantar una mesa con los dientes, cosa que si leemos sus poemas
no lo creemos porque en ellos, por el contrario se ve es la ternura
y las imágenes que tocan al corazón y al alma".
Raúl y Rubén empiezan
a estudiar la primaria en Cereté, en el Colegio de Doña
Dolores Garrido de González y de allí pasan al Liceo
Montería, donde son alumnos fundadores. Pero el asma,
como una sombra inseparable no lo deja y lo obliga a regresar
de nuevo a Cereté junto con Rubén. Posteriormente
son enviados a terminar los estudios en Cartagena. Primero, Raúl
estudia en el Colegio León Xlll y posteriormente, pasa
a La Esperanza donde sale graduado de bachiller. Siempre fue
un estudiante brillante en todos los colegios donde estudió,
destacándose en el área de sociales y los idiomas.
Fue compañero de Juan Gossaín Abdala.
Cartagena le permitió descubrir
ese otro mundo del cine y desde muy niño se iba a las salas
a ver excelentes películas. Lo que había aprendido
con su padre en el análisis de los libros, ahora lo ponía
en práctica, haciendo críticas y comentarios profundos
de las películas.
Si de niño ya demostraba su
gran inteligencia, la máxima prueba que da de su capacidad
intelectual lo hace a los 15 años en Cereté cuando
regresa de Cartagena, nuevamente perseguido por el asma, cuando
entra a trabajar como profesor de Historia Antigua en un colegio
regentado por un profesor de apellido Doria Escudero, despertando
en toda la sociedad cereteana mucha admiración.
Nunca se daba por vencido. Prueba
su capacidad de docente en la Normal del Carmen, donde dicta clases
en el área de sociales. En 1967 decide estudiar Derecho
y se va a Bogotá a la Universidad Externado de Colombia.
"A los dos años de estar
en Bogotá, Raúl, a pesar de ser un provinciano,
de la noche a la mañana pasa a ser la figura de teatro
en Colombia, dirigiendo a la par de Carlos José Reyes,
Enrique Buenaventura, de Santiago García. El dirige el
grupo de Teatro del Externado. Ese es quizá uno de los
hechos que presagiaban la calidad intelectual y su genialidad.
Se presenta en el Concurso Internacional de Manizales. Esto
le representa su gran triunfo y su gran decepción. Triunfo
porque surgió en tan poco tiempo, siendo un provinciano
y desilusión por el hecho de que el grupo de él
es rechiflado, no por malo, sino por razones de tipo político.
En ese momento, quien no hiciera teatro político estaba
relegado y él nunca siguió esa línea, su
teatro era clásico. Aquí viene su primer choque.
Eso causa un gran impacto psicológico en él, se
frustra y ese golpe lo desilusiona en su espíritu teatrero.
Sin embargo hace algunos intentos. Monta algunas obras, y una
de ellas es traída a Sahagún y Cereté, gracias
al apoyo financiero de Germán Bula Hoyos. En ese entonces,
lo acompañaba Margoth Velásquez, hoy actriz de televisión,
y Carlos José Reyes".
"Esa etapa de la vida de Raúl,
su gran frustración en los inicios del teatro, a mi modo
de ver, le crea un conflicto interno. Se viene a Cereté
y entra en una etapa crítica. Se siente desubicado v quizá
en este momento, se puede pensar que es preso de la droga. Su
depresión v desilusión es un terreno abonado para
caer en los efectos de la droga".
"Mientras tanto, mi padre se
hacía muchas ilusiones, conociendo su inmensa capacidad,
en que llegaría a ser un gran jurista. Pero Raúl
renuncia a ello, aunque termina la carrera de Derecho, no se gradúa
y renuncia personalmente a ser abogado".
"Entra en una crisis de su persona.
Se siente frustrado. No encuentra salida y se profundiza su
caída en la droga. Y se da el choque con mi familia y
la ciudadanía cereteana. Nosotros no estábamos preparados
para aceptar a una persona con un tipo de problemas de droga.
Esta era un tabú, no era usual conocer gente drogadicta.
Pensamos que estaba loco".
En 1976 muere su padre y "muere
quizá el único freno que él tenía
y eso lo afecta mucho porque era la persona a quien más
quería y a quien más respetaba. Mi padre no alcanzó
a conocer la parte poética de él, porque murió
uno o dos años antes de que empezara a escribir. A él
le tocó vivir esa parte negativa de Raúl en que
estaba sumido en la desesperación porque le habían
truncado su carrera en el teatro".
"Yo recuerdo a Raúl como
un buen hijo, un buen hermano, pero un mejor tío, fue una
persona que quiso mucho a mis hijos, inclusive muchas veces engañaba
a mi padre, le pedía más dinero del que necesitaba
con el fin de dárselo a mis hijos, así era él.
Pero a raíz de la muerte de papá, su personalidad,
se tuerce y empieza una lucha con nosotros. Era una persona que
se consideraba libre y desatada. Para él nunca existía
alguna atadura, y no aceptaba ningún tipo de compromisos,
ni legal ni moral. Para él la moral era lo que quería
hacer. El hecho de actuar, de proceder en esta forma ante la
sociedad, le crea un conflicto con nosotros, porque nosotros no
estábamos preparados".
"Yo me quedo como jefe de la
casa y mi formación técnica - porque yo soy técnico,
no soy poeta ni literato - no me permitía durante mucho
tiempo entender la magnitud de su obra. Empiezan las visitas
a las clínicas psiquiátricas porque nosotros creímos
que era locura, íbamos a Medellín, 14, 15 veces,
qué sé yo, idas y venidas a la clínica y
no se veía mejoría".
"Luego viene una etapa en la
cual él acepta la ayuda de nosotros, acepta una convivencia
con nosotros. Pero también confieso que yo cometí
el gran error de alguna vez, en esos momentos críticos
y de desesperación, de conseguirle la droga, porque en
realidad no sabía qué hacer con él. Pero
esto posteriormente, lo rectifiqué, porque en estos casos
es contraindicado".
"En una de sus venidas de la
clínica empieza a escribir uno de sus poemas. A mi modo
de ver, Raúl tenía el potencial artístico,
un gran potencial artístico. El, primero buscó
una canalización en el teatro, pero no lo dejaron porque
se encontró con una muralla que era el teatro político.
Se le vino el conflicto consigo mismo y encuentra la salida con
la poesía. Encuentra en la poesía el encauzamiento
a su gran desilusión en el teatro. De las primeras poesías
que hizo fue "Qué te vas a acordar Isabel..."
que se la dedicó a Marta Cabrales García de Ferrer,
amiga de ambos en nuestra infancia, es como una hermana.
Esta poesía fue publicada en México en el periódico Excelsior.
Qué te vas a acordar Isabel
de la rayuela bajo el mamoncillo de tu patio
de las muñecas de trapo que eran nuestros hijos
de la baranda donde llegaban los barcos de La
Habana cargados de...
Cuando tenías los
ojos dorados
como pluma de pavo real
y las faldas manchadas de mango
Qué va
tú no te acuerdas
En cambio yo no lo notaste
hoy
no te han contado
Sigo tirándole
piedrecillas al cielo
buscando un lugar donde
posar sin mucha fatiga
el pie
Haciendo y deshaciendo
figuras en la piel de la
tierra
y mis hijos son de trapo
y mis sueños de trapo
y sigo jugando a las muñecas
bajo los reflectores
del escenario
Isabel ojos de pavo real
ahora que tienes cinco
hijos con el alcalde
y te pasea por el pueblo
un chofer endomingado
ahora que usas anteojos
cuando nos vemos me tiras
un "qué hay de tu vida"
frío e impersonal
Como si yo tuviera de eso
"Después vienen otras
crisis. Rompe todos los nexos conmigo y con mis hijos. Yo entiendo
hoy esa ruptura. El no aceptaba críticas. Prefería
pelear con las personas más queridas, más allegadas
con tal de no tener nadie que le criticara su actitud. En ese
momento uno no se explicaba por qué una persona que nos
quería tanto, de la noche a la mañana, se volvía
nuestro enemigo. Quizá lo único que lo ató
en su vida a él fue la droga, pero le servía de
pronto para escapar de los problemas de la vida. El le huía
a la realidad y la realidad éramos nosotros y cualquier
persona que le daba la mano".
"Y la figura del Padre él
la quería romper, cualquier norma social le molestaba-
Y ponía como ejemplo siempre la "Carta al Padre"
de Franz Kafka".
"A mi modo de ver, él
era una persona que chocaba con los amigos, con los familiares
y lo hacía con el fin de que nadie le criticara su "estilo
de vida".
"Para nosotros fue muy difícil
entender su estado, hasta el punto en que tuvimos que irnos de
Cereté huyéndole. En casa vivía con mi madre,
conmigo y mis hijos. Mi madre estaba ya anciana, de unos setenta
y tantos años. Pero nos fuimos, no por odio hacia él
o por rencor, sino por temor, porque era imposible convivir con
una persona en estado de exaltación, exaltación
producida por el alucinógeno, y porque podía hacernos
un daño.
"En uno de los choques que tiene
con mamá, me la tuve que llevar a escondidas para Montería
donde permanecio año y medio escondida. El de pronto dice
en uno de sus escritos que "lo abandonó cuando más
lo necesitaba". Quizá fue un momento de rabia por
parte de él porque él era una persona . posesiva
y pensaba que quien se apartaba de su lado, lo abandonaba. Su
mismo estado crítico no le permitía razonar la situación.
"Mi madre tiene que irse de
Cereté, fracturada de una pierna, luego se fracturó
otra pierna huyéndole. Muere en Montería en el
año de 1984 y le hicimos ver a Raúl que había
muerto en Venezuela y que le habíamos hecho un entierro
simbólico. El reacciona y es cuando escribe los versos
más bellos.
"Lola Jattin".
Más allá de la noche
que titila en la infancia
Más allá incluso de
mi primer recuerdo
Está Lola - mi madre - frente
a un escaparate
empolvándose el rostro y arreglándose
el pelo
Tiene ya treinta años de ser
hermosa y fuerte
y está enamorada de Joaquín
Pablo - mi viejo -
No sabe que en su vientre me oculto
para cuando necesite
su fuerte vida la fuerza de la mía
Más allá de estas lágrimas
que corren en mi cara
de su dolor inmenso como una puñalada
está Lola - la muerta - aún
vibrante y viva
sentada en un balcón mirando
los luceros
cuando la brisa de la ciénaga
le desarregla
y el pelo y ella se lo vuelve a peinar
con algo de pereza y placer concertados
Más allá de este instante
que pasó y que no vuelve
estoy oculto yo en el fluir de un
tiempo
que me lleva muy lejos y que ahora
presiento
Más allá de este verso
que me mata en secreto
está la vejez - la muerte
- el tiempo incansable
cuando los dos recuerdos: el de mi
madre y el mío
sean sólo un recuerdo solo:
este verso
"Nuestra vidas se sucedían
entre esas peleas, podríamos decir, entre esa cultura de
oposición contra todo lo que se atravesara en su camino,
porque consideraba a su familia como un obstáculo para
poder vivir esa vida desbocada, que lo liace proceder como un
huracán que arrasa con todo, pero que a la vez iba sembrando
con su poesía.
"Destruyó y digo esto
entre paréntesis, pero sembró una gran obra de la
cual nosotros nos sentimos orgullosos, aún cuando me tocó
decidir a mí en atender su situación o atender a
mis hijos. En el momento más crítico de su vida,
yo tenía seis hijos, con uno próximo a ingresar
a la universidad y me tocó escoger, porque los recursos
económicos de un profesor no dan para alimentar a una familia
y sostener a una persona en una clínica que cada día
se comportaba peor y que no dio nunca señales de modificar
su conducta, que cada día era peor. Además nosotros
no entendíamos su situación y optamos por dejarlo
a su libre albedrío".
"Quizá esto le permitió
a él, en algo, reflexionar. Se va a vivir a Cartagena
en donde ya conocían su obra y es acogida con más
fuerza que en Cereté, aunque en Montería habían
unos movimientos literarios, como El Túnel que ya lo conocían
y lo valoraban".
Nuevamente, como cuando era niño,
llega a la ciudad amurallada. Pero ahora ya no llevaba asma,
iba con el alma contagiada, enlodada por la droga y la soledad
a cuestas. La soledad lo acompañaría siempre y
de ella haría también versos y de ella también
intentaría desatarse. Deja su Cereté querido en
manos de los recuerdos de juegos entrecortados, entre libros que
se enmohecieron con la muerte de su padre y el fantasma de una
madre que nunca supo donde quedó.
Vivir de manera desatada, leyendo
a los cuatro vientos versos, caminando descalzo por cualquier
calle, no es cosa que en esta ciudad escandalizara mucho. A él
lo acogen como el poeta y punto. Aunque ya conocían algo
de su obra, sus recitales en la Universidad de Cartagena, lo proyectaron
más. Cartagena se convierte en su refugio, allí
hace nuevas amistades que también comenzarían a
quererlo en las buenas y en las malas. Entre ellos están
Enrique Jatiff, Gustavo Padrón, María Nelly Mendoza,
Mara Berrocal. Son ellos quienes logran hacer contacto con el
Gobierno de Cuba y hacer que Raúl reciba un tratamiento
de recuperación. Eso hace dos o tres años".
En Cereté también existe
otro grupo de personas, entre ellas Lena Reza, Carolina Patiño
y Lázaro Reza, que comienzan a organizarle recitales y
apoyarlo. "Es como si vieran a Raúl de otra manera,
no ven su aspecto negativo, sino su valiosa obra y lo hacen primero
que yo. Yo hasta ahora es cuando estoy viendo las cosas de otra
manera".
Se va Raúl a Cuba y permanece
allá durante cinco meses. Por primera vez salía
del país, logrando quizá uno de sus sueños
que siempre tuvo cuando aún vivía su padre. Quería
irse para Europa, pero los quebrantos de salud de su padre, se
lo impiden y luego ese sueño se esfuma.
"Contrario a lo que dicen algunas
personas que la poesía de Raúl es una poesía
enferma, porque es la poesía de un loco, yo digo que eso
es absurdo, y que eso es mentira. Que Raúl se drogaba para
escribir... JAMAS, él nunca produjo nada en los momentos
en que se encontraba bajo los efectos de la droga. El generalmente,
o siempre escribía después de salir de una crisis
en el proceso de descanso. Porque en ese estado, para él
era imposible concentrarse, estarse siquiera quieto. A él
siempre lo recuerdo escribiendo en una hamaca, ese era su lugar
predilecto para hacer versos".
A su regreso de Cuba hace un recital
en Cereté donde fue aclamado. Era como si hubiese resucitado,
como si un nuevo hombre, aunque en su aspecto físico se
veía desmejorado, su mente se mostraba clara y lúcida,
volvía a ser el dueño y amo de su gente de Cereté.
"Ese día nos llamó
y fuimos a verlo en el Club Campestre de Cereté. Su presentación
fue un éxito. Parecía que era el comienzo de un
acercamiento más con él. Hasta nos invitó
a celebrar. Yo vi un gran cambio en él. Cuando departíamos
alegremente, inclusive se negó a tomar alcohol".
"Esa ida a Cuba, a mi modo de
ver tuvo una positiva influencia en Raúl. Fueron unas
terapias de grupo que lo llevaron a tomar conciencia, aún
cuando yo creo que si hubiese sido por un período más
largo, el resultado hubiese sido más positivo. Pero luego
vienen otras recaídas. Sin embargo logra escribir otro
libro".
"En un recital anterior, un
día me dejó una carta, eso fue antes de irse para
Cuba, donde me decía: 'Aunque tú no lo quieras,
yo soy tu hermano y aunque yo no lo quiera, tú eres mi
hermano, acabemos con esta situación de tensión
familiar'. Nosotros acogimos su petición".
"Nunca le guardamos rencor.
Siempre conservamos ese aprecio y respeto hacia Raúl aunque
estábamos apartados de él, más por miedo
que por otra causa. Es que él chocaba contra todos nuestros
principios de una vida en familia".
"Sus choques con la familia
no sólo se dieron con los vivos sino también con
los muertos. Ni de niño aceptaba presiones de ninguna
índole. Lo demuestra en un poema que le escribe a mi abuela
Catalina Saffar, en donde prácticamente la trata a fuetazos.
El no le perdonaba que cuando era un niño, ella le exigiera
tanto, que le exigiera alguna cosa, que no saliera a la calle,
que hiciera la tarea, algo que le reprimiera. Era una persona
sumamente sensible".
"Hace unos cinco meses volvió
a Cereté. Luego se regresó a Cartagena. En Cartagena,
en el Hospital San Pablo lo acogieron siempre muy bien. El psiquiatra
Cristian Ayola, no sólo fue su médico, sino un gran
amigo. Y el amigo de su vida fue el psiquiatra José Luis
Calume y su esposa Zita Figueroa, compañero de andanzas
en Bogotá, mientras estudiaban. Como todos los amigos
de él, fueron víctimas también de su desenfrenada
conducta agresiva, a pesar de eso jamás le guardaron algún
rencor. Fue amigo de él también el psiquiatra Alvaro
Solano Berrío".
"En Cartagena se tejió
la versión de un suicidio, lo cual me niego a aceptar,
no porque sea su hermano, sino porque él nunca atentó
contra su vida. El era una persona que se quería, él
era dueño de su ego y no creo eso. El suicidio de esa
manera, hubiese sido una manera muy burda para él."
"Siento que ha dejado un profundo
vacío en la familia, aun cuando se piense que a nosotros
nos importaba "un bledo" su vida. Veinte años
de luchas y de situaciones difíciles, quizá endurecen
un poco, pero ante la muerte de él todos nos hemos sentido
consternados porque realmente no estábamos preparado para
que su fin fuera de esa manera tan trágica".
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