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  Rogelio "El Indio" Chávez

MAYO 8 Y 15 DE 2005 NUMEROS 484/485 CÓRDOBA - SUCRE

Por Fausto Pérez Villarreal

Rogelio Adriano Chávez Flórez es su nombre de pila, pero todos lo conocen simplemente como "El Indio" Chávez. Es un anciano de mirada lejana y sonrisa nostálgica que camina con paso lento.

A mediados de la década de los 50 y gran parte de los 60 -su época de esplendor- se destacó como uno de los mejores vocalistas de la música tropical de Colombia, en especial, por las canciones que grabó con la legendaria Sonora Cordobesa, bien fuera en ritmos de porro, cumbia, paseaíto, chiquichá o guaracha.

Tiene la apariencia de un abuelito solitario, con un pasado borrado por los años. Sin embargo, su memoria conserva diáfanos sus recuerdos. Y cuando reconstruye algunas escenas vividas en sus mejores años, sus ojos resplandecen con un brillo especial y las palabras brotan impulsadas por un dejo de melancolía que se riega en el ambiente y nos conmueve.

Recuerda algunos momentos más importantes de su vida on fechas, nombres de sus colegas, títulos de canciones y anécdotas. Y hasta se burla de sí mismo diciendo que su cuerpo envejeció y su memoria quedó siendo joven.

"Suele ocurrirle a las personas que van llegando a la vejez, que las cosas empiecen a olvidárseles. A mí me pasa lo contrario. Ahora después de viejo me voy acordando de algunos hechos que tenía extraviados en el olvido", afirma, mientras se acomoda la gorra, al estilo Rolando La Serie, que usa desde hace varios lustros.

Reside en el barrio Granada de la capital de Córdoba, y todos los días se le ve en el Parque Simón Bolívar, sentado en una de las bancas de cemento. La hora ideal es el mediodía. "Sólo falta en las mañanas de lluvia o cuando está enfermo y no puede salir de su casa -me confirma un lustrador de zapatos que también frecuenta el concurrido lugar-. 'El Indio' Chávez es tan tradicional en este Parque como lo es la estatua de El Libertador o la Iglesia".

La memoria prodigiosa de "El Indio" Chávez

Rogelio Adriano Chávez Flórez, conocido como "El Indio" Chávez.

En una de esas bancas lo encontramos y, como si fuéramos dos viejos conocidos, hablamos por espacio de 45 minutos sobre su vida musical, sus proyectos, sus temores y sus puntos de vista acerca de la existencia humana.

"Al término de los cinco días de permiso comuniqué mi irrevocable decisión de retirarme. Argumenté falta de vocación a la Policía y no vacilaron en darme la baja".

Daniel Santos, su ídolo
-Empecemos por el principio: ¿en dónde y cuándo nació?

-En el barrio Santa Teresa de Cereté, el 8 de septiembre de 1925. Mis padres, Rogelio Chávez Jerónimo, y Romana Flórez Ruiz, tuvieron seis hijos. Antes de mí nacieron tres hembras. Fui el único varón de la familia Chávez Flórez.
-¿Desde cuándo vive en Montería?
-Desde hace más de medio siglo. Llegué aquí el 25 de octubre de 1946, después de prestar el servicio militar durante un año en la Infantería de Marina de Cartagena y de trabajar como agente de la Policía en esa misma ciudad. Mi niñez transcurrió en Cereté. Allá hice mis estudios de primaria en el Colegio Municipal. Uno de los grandes amigos de mi infancia fue Luis Felipe "El Cabo" Herrán, el autor e "El golero emparamao" y de "El guayabo de la Ye". En la juventud jugamos béisbol y parrandeamos.
-¿Cuándo empezó a cantar?
-Cuando estaba en la Infantería de Marina. Por aquella época alcancé a escuchar las primeras canciones de Daniel Santos con el cuarteto de Pedro Flórez. Había un bolero muy bonito interpretado por Daniel que decía así: No llores más/ que tu llanto me entristece/ no es pecado el sacrificio que tú has hecho… yo cantaba esa pieza en el dormitorio, en el baño y en mis ratos libres. Gracias a Daniel Santos me interesé en el canto. Él fue mi ídolo. Después, cuando grabó con la Sonora Matancera, sus canciones las asumí como verdaderas cátedras. "Llevarás la marca", "Patricia", "En el juego de la vida", "Ocaso" y "Qué cosas tiene la vida" fueron de sus canciones maestras.
-¿Qué recuerdos tiene de su época como agente de la Policía?
-Ninguno en especial. En verdad tomé esa carrera porque no había otra cosa que hacer. Sin embargo, duré poco tiempo. De Cartagena me trasladaron a Ciénaga de Oro, donde tuve la oportunidad de conocer a los hermanos Arroyo, integrantes de un conjunto musical. Ellos estimularon mi inclinación por el canto y me invitaron a su grupo, al que me vinculé como cantante. Actuábamos los fines de semana. En cierta ocasión, en la Policía me dieron cinco días de permiso y los aproveché para ir a Cereté. Estando allá me puse en contacto con el maestro Miguel Villadiego, que dirigía la Orquesta Municipal. Me puso a cantar de todo: bolero, guaracha, cumbia, gaita. Al término de los cinco días de permiso comuniqué mi irrevocable decisión de retirarme. Argumenté falta de vocación a la Policía y no vacilaron en darme la baja. Con Miguel Villadiego permanecí un año completo. Animamos fiestas privadas y unas celebraciones patronales de la Virgen de la Candelaria.
-¿Alcanzó a grabar algún tema con el maestro Villadiego?
-No, como tampoco lo hice con la Orquesta Esperanza, con la que anduve algunos meses luego de salirme de la Orquesta de Cereté. Nuestro director era el hondureño Antonio López. También actuamos en bailes sociales.
-¿Le pagaban por esas actuaciones?
-Sí, pero no era gran cosa. Lo bueno era que gozábamos de lo lindo. En verdad, ¡quién lo creyera! el dinero era lo de menos.

"A la expectativa estaban los cantantes Crescencio Camacho y 'El Turco' Amín, y yo le dije a Simón, casi en el oído: 'yo, frente a estos monstruos, no tengo mucho que hacer'. 'No seas bobo -me respondió Simón-. Tú también tienes tu gracia'".

-¿Qué fue lo primero que hizo al llegar a Montería?
-Al abandonar la Orquesta Esperanza me vine a Montería y me ubiqué enseguida en un establecimiento que llamaban "La Pluma", en la calle 39 con carrera 9. Ahí había un grupito en el que yo cantaba. Duré dos años. Después me llamaron para trabajar como cantante de planta de una agrupación del bar "El cocodrilo". Duré otro par de años. Estando allá, Simón Mendoza me descubrió y se enamoró de mi vocalización.

"El Indio" Chávez fue uno de los cantantes de la legendaria Orquesta La Sonora Cordobesa.

La Orquesta Sinú
-¿Qué lo hace pensar que Simón Mendoza se enamoró de su voz?

-Todo. El brillo de sus ojos, el tono de su voz y sus gestos cuando me invitó a formar parte de su agrupación. "Quiero que seas mi vocalista estrella", me dijo Simón.
-¿Cuál era esa agrupación?
-La Orquesta Sinú. Simón le había puesto ese nombre, apenas unos días atrás, en honor a la emisora llamada de la misma manera. Dicha emisora tenía un radio teatro, y ahí actuaba la agrupación. En ese mismo radio teatro empecé a cantar, bajo la dirección de Simón Mendoza, todos los sábados en el horario de 11 de la mañana a una de la tarde. Iba mucho público y había sorpresas. El espacio en el que participábamos se llamaba Weekend con béisbol. Se hablaba de música y de todos los deportes. Los presentadores eran Yesid Torres y Antonio Sánchez Charris. Varios años permanecí en esa agrupación.
-¿Recuerda los integrantes de la Orquesta Sinú?
-Como no: Simón Mendoza, el director, tocaba la primera trompeta. Otros trompetistas eran Sabas Pacheco y Antonio María Mendoza; saxofones: Francisco Zumaqué, Belisario Franco y "Manguelito"; Antonio Sánchez, bajo; Rosendo Martínez, trombón y bombardino; Reynaldo Bello, tumbadora. Yo era el cantante. Recuerdo que recomendé al grupo un estupendo músico oriundo de Lorica. Era un negrito y fue el último en llegar. Dionisio Tiburcio Romero era su nombre y, además de ser un extraordinario compositor y arreglista, tocaba con maestría el saxo, el clarinete y el órgano. Lo traje de su tierra y todos se admiraron con él, incluido el propio Simón Mendoza. Además del radio teatro de la emisora tocábamos en clubes y en otros municipios y pueblos cercanos. Fue una época linda.
-¿Llegaron a grabar?
-Sí y no, y le explico: Simón Mendoza era el músico más experimentado de todos los que integrábamos la Orquesta Sinú. Ya había grabado, con la orquesta de Pedro Laza. Un día recibió un mensaje desde Cartagena para que se presentara a grabar de nuevo. Simón viajó y se puso a las órdenes de don Antonio Fuentes, pero no pudieron hacer nada porque los demás músicos se emborracharon y faltaron a la cita. Toño Fuentes se "calentó" y, como castigo, decidió suspender el proyecto. "No utilizaré músicos cartageneros en esta sesión. ¡Son irresponsables! Mejor iré a Barranquilla y traeré gente de allá", dijo molesto el dueño de Discos Fuentes. Entonces, Simón aprovechó la oportunidad para colocar a disposición la Orquesta Sinú. "Hombe, don Toño, yo tengo mi propia orquesta en Montería, con músicos buenos y serios, oriundos de Córdoba…". Simón no terminó de hablar, pues Toño Fuentes lo interrumpió: "¿Y qué hacemos perdiendo el tiempo aquí? ¡Tráemelos! Para cantar tenemos a Crescencio Camacho, a Félix "Chamaco" Mattos y a Eustaquio 'El Turco' Amín". Fue entonces cuando Simón hizo las veces de mi padrino musical: "Don Toño, mi orquesta es completa y tiene su repertorio y su propio cantante: Rogelio Chávez…". De nuevo fue interrumpido por Fuentes: "¡Tráemelo ambién! Si me gusta lo pongo a grabar, si no, le doy los pasajes para que se devuelva. Eso sí: te espero con tu gente en 15 días. Ponte a ensayar, y no se hable más del asunto".
-Me imagino la emoción de ustedes cuando Simón Mendoza vino con la nueva buena…
-¡Oh!, eso fue la locura, pero no perdimos la cabeza. Simón nos puso a ensayar día y noche. Dionisio Tiburcio, el negrito que traje de Lorica, fue fundamental en los arreglos y nos suministró varias letras. Él tocó el saxo y el piano y le dio mucha fuerza al grupo. on el ánimo arriba arrancamos a Cartagena, dispuestos a escribir nuestra propia historia. Yo iba con un poco de miedo porque nunca había grabado, pero Simón me llenó de mucho valor. "Tú eres bueno y todo va a salir bien", me dijo en el camino.

"El Indio" Chávez, figura de la música popular costeña

"El Indio" Chávez y el autor de esta entrevista.

La Sonora Cordobesa
-¿Cómo fue su primer encuentro con Toño Fuentes?

-Don Antonio Fuentes era lo más descomplicado del mundo. No era ceremonioso. Nos saludó sin mayores muestras de emoción cuando llegamos a los estudios de grabación en Manga, en Cartagena. Nos dijo: "Manos a la obra: a lo que vinimos". A la expectativa estaban los cantantes Crescencio Camacho y "El Turco" Amín, y yo le dije a Simón, casi en el oído: "yo, frente a estos monstruos, no tengo mucho que hacer". "No seas bobo -me respondió Simón-. Tú también tienes tu gracia". Los integrantes del grupo se pusieron todos frente a los micrófonos, y yo me quedé a un lado. Entonces, Toño Fuentes señaló: "Bueno, ¿y qué le pasa al 'Indio' que no ocupa su puesto. Yo miré a todos los lados y comprobé que Toño se refería a mí. Fue la inyección que me hacía falta. Cumplida la cuenta regresiva iniciamos nuestro accionar. El primer tema que grabamos fue "Chiquichá", de mi autoría. Luego vino "No me pongas cebo", una cumbia de Dionisio Tiburcio Romero: No me pongas cebo, Cirila/ no me pongas cebo Cirila/ con Ana María/ yo juego con ella Cirila/ porque es prima mía… Después vinieron "Pura paja", un porro instrumental del mismo Dionisio Tiburcio Romero, y otras cumbias, porros y paseaítos de Simón Mendoza. "A vaina, 'El Indio' la sacó del estadio", le escuché a Toño Fuentes, al final.
-Es decir, fue Toño Fuentes quien le colocó el apodo de "El Indio" Chávez…
-Así es, porque a partir de esa primera sesión no volvieron a llamarme más por mi verdadero nombre. Todos se referían a mí como "El Indio" Chávez.
-¿Cuántas canciones grabaron?
-Lo cierto es que duramos casi un día entero metidos en los estudios y que meses después salieron dos long play.
-¿Cómo surgió el nombre de Sonora Cordobesa?
-Eso fue idea de Toño Fuentes. Al terminar la sesión, le preguntó a Simón Mendoza: "Bueno, ¿y qué nombre tienen?". Simón respondió: "Orquesta Sinú". "Qué Sinú ni qué nada -agregó Fuentes-. Ese nombre no vende. Pongámosle un nombre internacional". Y luego de varios minutos de meditación sacó la siguiente conclusión: "La base de nuestra orquesta está en Córdoba, ¿no es así? Entonces, i los cubanos tienen su Sonora Matancera, nosotros tendremos nuestra propia Sonora: La Sonora Cordobesa". Así fue como nació la Sonora Cordobesa. Eso fue a mediados de los 50.
-¿Participaron los mismos integrantes de la Orquesta Sinú en la grabación?
-Participaron sólo algunos. Simón Mendoza, el líder, tocó la trompeta, al igual que Antonio María Mendoza; Dionisio Tiburcio, el piano, y Rosendo Martínez, el trombón. El maestro Pacho Zumaqué se había retirado porque formó su propia agrupación, Los Macumberos del Sinú, y fue reemplazado por Clímaco Sarmiento en el saxo; Adalberto Meléndez sustituyó a Reynaldo Bello en la tumbadora, y Pedro Laza, a Toño Sánchez, en el bajo. Los demás músicos vivían en Cartagena: el saxofonista Walberto Garcés; el tenorista José de Jesús Lara, y el baterista Antonio Ortiz. Hice la voz principal con el "Mello Turco". En los coros estuvo Crescencio Camacho. Años después se uniría a nosotros Eliseo Herrera, quien aportaría "El pájaro picón picón" y sus célebres trabalenguas "Chula vende chicha" y "La mafafa".
Una orquesta brillante
Razón le sobra al veterano hombre de la radio barranquillera Álvaro Ruiz Hernández cuando asevera que la onora Cordobesa no sólo fue una de las más brillantes orquestas del catálogo de Discos Fuentes, ino de la historia musical costeña.
La variedad de su repertorio y la solvencia artística de cada uno de sus integrantes pueden admirarse en el indiscriminado número de temas grabados a lo largo de varios años. Mencionemos sólo algunos: "Tumba la cuchara", quot;El gallo" y "Mantelana", de Simón Mendoza; "Roberto Ruiz", de Antolín Lenes; "Ron y cerveza", de Abraham Núñez; "Calle 13", de "El Indio" Chávez y los eternos hits "Pura paja" y "Bocachico sinuano", de Dionisio Tiburcio Romero.
-Rogelio o "El Indio", ¿con cuál nombre se queda?
-Eso se salió de mis manos. Para la gente soy "El Indio" Chávez y nada puedo hacer.
-De todos los temas que interpretó, ¿cuál fue el más aclamado por el público?
-Fueron dos y se los menciono cantando: En las aguas del Sinú (Bis)/ hay un pez muy singular/ En las aguas del Sinú (Bis)/ hay un pez muy singular/ el bocachico se llama, y nada lo puede igualar (Bis)/ se come frito/ se come asado/ se come en viuda y en salpicón/ y en sancocho con ñame y yuca, plátano verde y un buen limón (Bis)… "El bocachico sinuano" es su nombre. Mi otro tema más aclamado es un porrazo titulado "El breu": De todo conoce en Montería y en todas partes/ el doctor Alejo es un deportista con todo el arte/ en la gallera y en las apuestas él se emociona/ y si lo vieran cómo es que grita y cómo es que acciona… ¿Qué pasa con El breu Camacho? Lerami Laraca el breu… Esos dos temas fueron los más aclamados en el Carnaval de Barranquilla del año 1962. Recuerdo que la caseta "La Pachanga", donde alternamos con Pacho Galán, estuvo atestada de gente que no dejó de pedirlos toda la noche.
-¿Cuál es el tema de la Sonora Cordobesa que usted consideraría el éxito de todos los tiempos?
-"Pura paja". Es el tema por el que nos identifican. Yo participo en el coro con Crescencio Camacho.
-¿Tiene canciones de su autoría?
-Sí, pero pocas. Apenas hice diez. De ellas, las más reconocidas son "El sopla tierra" y "La calle 13". La primera es instrumental, similar a "Pura paja", y tiene un coro que dice: Sopla tierra. Y "La calle 13" dice: A la calle 13 yo me voy/ a la calle 13 a parrandear/ yo voy a bailar ¡Ay! con mi morena/ prendemos las velas/ en la noche buena… Ambas las grabé con la Sonora Cordobesa. "La calle 13" la compuse en honor a una avenida de Montería llamada en ese entonces 13, pero ahora se le conoce como la calle 33.
-Hablemos de su estado civil…
-Me casé en 1950 con Nelly Pérez, el gran amor de mi vida. Con ella fui feliz tanto en las buenas como en las malas. Tuvimos nueve hijos: cinco hembras y cuatro varones. Quedé viudo en el año 2001.
-¿Qué recuerda de Simón Mendoza?
-Era una excelente persona, buen amigo y consejero. Gran parte de lo que alcancé en la música se lo debo a él por haber creído en mí y por haberme apoyado. Él era un estupendo trompetista. Nació en Soplaviento, Bolívar, pero se hizo músico en Montería.
-¿Tiene alguna anécdota en la que esté como protagonista algún colega suyo y que recuerde con mucha frecuencia?
-Sí. Una vez salimos de Cartagena a Fundación para animar un baile. En el bus iba el cantante "Pibe" Velasco, quien era una de nuestras voces invitadas y había empezado a tomar ron desde la mañana. Siguió tomando durante el trayecto y se veía muy alegre, contando chistes y haciéndonos reír. El caso es que llegamos de noche a la caseta y en esos instantes se había ido la luz; bajamos los instrumentos y al momento de subir a la tarima nadie supo dónde se encontraba el intérprete de "Palenquerita" y "Que toque Rufo". Ofrecimos las dos tandas programadas y el "Pibe" no apareció por ningún lado. Era como si la tierra se lo hubiese tragado. El tiempo siguió pasando y nada. Preocupados, abordamos el bus e iniciamos el regreso. Media hora después, desde el puesto de atrás, una voz adormilada preguntó: Bueno, ¿y cuánto falta para llegar a Fundación? Era el mismísimo "Pibe" Velasco. ¡Se había quedado rendido en el último puesto y nadie se había percatado de eso! Total que viajó con nosotros y no pudo cantar. La borrachera terminó venciéndolo.
-¿Por qué salió de la Sonora Cordobesa?
-Porque las cosas empezaron a ponerse mal desde el punto de ista de la armonía. Hubo discrepancias entre Simón Mendoza, Dionisio Tiburcio Romero y Toño Fuentes en o referente a los ingresos económicos por concepto e autoría de la Sonora. Simón reclamaba más dinero por considerarse autor. Dionisio lo apoyó y mbos salieron de la agrupación. Entonces, llegó Abraham Núñez a la Sonora. Yo me solidaricé con mis amigos y también me marché. En Discos Fuentes estuve durante nueve años y alcancé a grabar más de 40 elepés.
-¿Toda esa cantidad con la Sonora Cordobesa?
-Sí, ¿pero sabe cuál es el detalle? Nosotros entrábamos a los estudios y grabábamos muchas canciones. Entonces, Toño Fuentes sacaba los discos con los créditos de Pedro Laza y sus Pelayeros y otros con los de la Sonora Cordobesa. Recuerdo que Carlos Gómez antó con nuestra agrupación el tema "Baranoa" y salió como obra de Pedro Laza.
-¿Qué hizo después de abandonar la Sonora Cordobesa?
-Me vinculé a la orquesta Los Macumberos del maestro Francisco Zumaqué. Hicimos algunas grabaciones, pero sin la trascendencia que tuve en la Sonora Cordobesa.
-¿De qué vive?
-De la música. Tengo un grupo que se llama "Los Veteranos". Tocamos la música de antaño. Estamos al alcance de cualquier presupuesto.
-¿Tiene algo que agregar?
-Nada. Usted ha preguntado todo lo que yo podía responder.

Este no es un estudio exhaustivo, sino tan solo los apuntes de un breve recorrido por los recuerdos de una época, que por fortuna aún se mantienen vivos.

© Carlos Crismatt Mouthon - Noviembre de 2005

© 2005 - Diseño: Carlos Crismatt Mouthon
 
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