Bandera de Córdoba Escudo de Córdoba Escudo de Montería Bandera de Montería
Bandera y Escudo de Córdoba Bandera de Colombia       Escudo y Bandera de Montería

| Inicio | Aviso Legal | Correo | Créditos | Mapa del Sitio |

David Sánchez Juliao

EL TORMENTO DE LO LIGHT

[Publicado en la Revista El Espacio, Bogotá, viernes 6 de agosto de 2002]

Cuando pienso en lo tormentoso que resulta, para la gente inteligente, lúcida y sensible, el mundo light de este traslape de siglos, se me vienen a la cabeza las zonas de tolerancia que aun existen en ciertos poblados de Colombia: ¡vaya analogía! Pero preguntémonos: ¿Qué hizo posible estas zonas alejadas y atestadas de vagabundos y casas de prostitutas? Lo hizo, la sospecha de la existencia, por parte de las autoridades municipales y religiosas, de lo que consideraban la arista más deleznable de la condición humana: aquella relacionada con el eros, la libido, la necesidad de satisfacción sexual en el hombre; y la triste necesidad de ciertas mujeres de derivar su sustento de una actividad para que la que siempre ha existido mercado.

Si yo fuera alcalde de un pueblo, o párroco de una comunidad... u obispo de una diócesis, no me opondría, quizá, a la existencia de esas zonas.

Algo similar sucede con el mundo light de hoy, pero al revés. Inventada, patrocinada y promovida por los medios de comunicación de masas y por el establecimiento político, la sub-cultura light es garantía para dos cosas: la aceleración del consumo en la franja joven de la sociedad y la castración política de esa misma franja, la que a lo largo de la Historia --imposible negarlo-- ha sido la gestora de cambios y portadora del ánimo de sacralización de la vida. Si no, echemos una mirada a lo que fueron las décadas de los sesentas y los setentas.

Lo light se entiende, y hasta se justifica como un arma válida en los empeños alienadores de los adalides del consumismo y de la llamada economía de mercado... quienes intentan --y hasta logran-- legitimar la juventud y la vacuidad como razón suprema de la existencia humana.

Pero viene la pregunta: ¿y para los que pensamos, para los que soñamos con que un mundo sacro es posible, para quienes respetamos la experiencia de los mayores, para quienes la belleza está en sitios diferentes a los cuerpecitos, los ombliguitos y las cremas para la piel en la mujeres, para quienes soñamos con una nueva era de utopías, un regreso al contestatarismo, a la crítica de las cosas, para los que amamos la razón, para quienes vale más Hamlet que Condorito, o el tablado de la ópera que la pasarela, la belleza natural que la cirugía estética, para todo ese ejército de gente que piensa, ama, vive y sueña con un mundo hermoso y solidario... no habrá, acaso, como en los pueblos, una zona de tolerancia?. Me explico: si se reconocen al amor, la belleza, la solidaridad, la bondad, la ternura como parte consustancial de la condición humana, ¿no habrá para quienes creen y practican esos valores un canal de televisión, una cadena radial, un publicación estatal ! que no esté plagada de simplismos, de lugares comunes, de tontadas insaboras e intrascendentes? ¡Ya hasta Señal Colombia, el llamado canal cultural, está plagado de fórmulas uno, de patinadores, de boxeadores, de programas de belleza y de dizque orientación sexual... y de insípidas sesiones de las cámaras legislativas de los caciques políticos! Caray: ya no respetan nuestros terrenos. Quédense, por favor, con sus canales light y comerciales y dejen para los amantes de lo culto y lo sublime los canales culturales, pues lo que está sucediendo es como si el obispo se fuera adonde las putas!


 

 
Eres el visitante # desde Agosto 30 de 2007