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Carlos Crismatt Mouthon

[068] Internet: Los virus del correo electrónico

Por: Carlos Crismatt Mouthon

Nunca se pensó que los virus atacarían a través del correo electrónico. Hasta hace poco, los virus infectaban solamente los archivos ejecutables, que son los que tienen las extensiones exe, com, bat y pif -entre otras- de tal manera que cuando se arranca un programa éstos se activan y desarrollan sus acciones destructivas. Luego aparecieron los virus de sector de arranque, que infectan el área de sistema de un disco, es decir, el registro de arranque de los disquetes y los discos duros. Y finalmente los virus de macros que atacan los archivos de datos de los programas Word, Excel, PowerPoint y Access.

Pero una opción que se le añadió a los programas de correo electrónico abrió las puertas a los virus en Internet. Como es posible adjuntar archivos de diferentes formatos a los mensajes, se idearon la manera de utilizar a escondidas las cuentas de correo de otras personas y bajo la forma inocente de supuestos archivos de Word (doc), Excel (xls) y otros programas de uso común, comenzaron a camuflar archivos ejecutables infectados con virus.

Mediante un correo con el nombre de una persona o empresa que nos puede sonar, se anexa un archivo del estilo “Cuentas.doc.pif” o “AnnaKournikova.jpg.vbs” que desorienta al receptor ya que “doc” lo hace aparecer como si fuera de Word y “jpg” como de una fotografía. El error está en tratar de abrirlo -dado que las extensiones “pif” o “vbs” indican que son archivos de sistema- lo que provoca que el virus se ejecute en cadena, ya que no solamente ataca el computador al cual llega sino que se reenvía a las direcciones que se tienen guardadas antes de causar los daños.

Esta capacidad que tienen los virus de Internet de viajar en forma indefinida es la que los cataloga como “gusanos”. Y la mayoría de las veces el principal daño que ocasionan es la congestión que causan en los servidores de grandes empresas, que comienzan a recibir miles de mensajes en forma simultánea hasta que se produce el irremediable colapso con miles de dólares en pérdidas. Aunque algunos consideran que esta actividad de reenviar mensajes no es suficiente para catalogarlos como virus, éllos cumplen con las tres características que los definen: “dañino, autorreproductor y subrepticio”.

Existe una manera infalible de evitar los daños de los “gusanos”: no abrir los archivos adjuntos a un mensaje de un remitente desconocido con las extensiones exe, com, pif, bat, vbs, asp, dll, eml, htm, html, y nws. E incluso verificar los de los amigos, si no estamos esperando información de éllos. Otra manera complementaria es utilizar un programa antivirus. Los usuarios de Outlook Express deben bajar desde el sitio de Microsoft un parche para corregir un problema de seguridad y evitar la acción de algunos “gusanos” –como el Vbs.Bubbleboy- que se activan con sólo abrir el mensaje.

Final. Caso curioso es el de los llamados “Virus Hoax” –virus de broma- que en verdad no existen y que únicamente sirven para causar zozobra entre los inexpertos, que reciben un mensaje que les informa sobre la presencia de un supuesto virus –por ejemplo “Good Times hoax email virus”-, con la solicitud de alertar a sus conocidos. Como es lógico, se prende el bombillo rojo de la alarma y en poco tiempo miles de mensajes se entrecruzan, creando un pánico similar al de aquel cuento de García Márquez en el que alguien dijo que en el pueblo algo iba a suceder ese día.

Esta es una serie publicada desde octubre de 2001 por el periódico El Universal de Cartagena de Indias, en la edición de Montería [Córdoba] de los días sábados.
© Carlos Crismatt Mouthon

 

 
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