Por Leila Cobo
A pesar de que en el proceso de
creación de su primer disco en inglés muchas veces sólo
ha podido dormir tres o cuatro horas por día, Shakira
sacó un tiempo para hablar con CAMBIO sobre todo lo que
está cambiando en su vida. Y lo que no cambiará jamás.
Se podría decir que cada etapa musical de
Shakira Mubarak corresponde a un color de cabello. La
primera, aquella inocente de Pies Descalzos, la halló
con una melena de color café oscuro, casi negro, sin un
matiz de tinte encima. Luego llegó la rebeldía de las
trenzas púrpuras y magentas de ¿Dónde están los
ladrones? y el rojo profundo de MTV Unplugged. Ahora,
con el disco que la lanzará a un nuevo mercado, y quizás
al superestrellato, le toca el turno a la rubia. Es una
rubia teñida –no sólo lo admite, sino que además
confiesa que se retoca las raíces una vez al mes–, y se
siente más cómoda con ese pelo y consigo misma.
CAMBIO: Sigue con el pelo rubio...
SHAKIRA: Sí, por ahora me quedo
rubia. Por qué, no sé. Me siento cómoda. No quería
volver a tener cabello negro. Se convirtió, de alguna
manera, como una prisión. Me encanta el cabello negro,
pero no podía ir a ningún lado. Quería experimentar y
verme de otra manera frente al espejo. Me gusta.
Es más práctico.
Es más práctico que
rojo. Me siento más atlética. Más exótica con el cabello
negro pero más atlética con el cabello rubio.
Y, hablando de otras evoluciones, ¿cuánto
tiempo tomó hacer este disco?
Empecé a
escribir desde la gira de conciertos (la Gira Anfibio,
que tuvo lugar en el primer trimestre del 2000). Ahí
escribí los primeros versos, los primeros párrafos, pero
lo empecé a concretar hace como un año. Me aislé de las
cámaras, de las luces.
“Espero
casarme. Espero tener hijos. Y espero morirme algún día.
Pero no de inmediato”.
Renté una
casita en Bahamas y ahí monté mi estudio de
preproducción. Empecé a hacer pruebas. Y después me
fui a Uruguay y en un campo donde mis únicas vecinas
eran las vacas escribí el resto de las canciones. Luego
volví a Miami e hice la producción. Y eso se llevó casi
un año de trabajo en el estudio. Luego regresé a Bahamas
y grabé las canciones ahí, en el estudio Campus Point. Y
ahora estoy lista. Finally.
¿Por qué en
Bahamas?
Siempre me hablaron de Campus
Point, que es un estudio legendario, con mucha historia,
donde grabaron artistas como Bob Marley, Led Zeppelin y
Lenny Kravitz. Quería un lugar así, que no fuera muy
glamoroso, pero que las paredes me contaran historias.
Que se respirara música. Eso para mí era muy importante.
Y estar al lado del mar. Retirarme un poco del bullicio
y encontrarme con la Shakira musical. No la que hace
entrevistas.
¿Por qué le puso al disco
Laundry Service (Servicio de Lavandería)?
Número uno, me pareció divertido como
nombre. Pero la verdadera razón, la de más peso, es que
durante todo este año estuve dedicada a mis dos pasiones
más grandes, que son la música y el amor. Y estos dos
elementos son como el agua y el jabón. Fue una limpieza
profunda. Sentí que me hicieron renacer, me limpiaron.
Es la mejor combinación. Amor y música. Es como un
servicio de lavandería.
Este disco tiene
bastantes ritmos latinos, tango, música andina…
Algo. Un poco más que en los anteriores.
Pero no hay nada realmente colombiano.
Incluso el sencillo, Suerte, tiene dejos andinos, pero
se oye más peruano que colombiano. ¿Por qué?
No es una cosa que se
piense. Es una cosa que nace. Y yo siempre tuve mucha
curiosidad con la música andina, que no es
exclusivamente peruana, porque los Andes son un conjunto
montañoso que parte desde Colombia hasta Argentina. Y
más ahora que el amor de mi vida (Antonio de la Rúa,
hijo del presidente argentino) vive bien al sur,
precisamente donde se acaba la cordillera. Quedó mucho
más justificado ahora escribir una canción que no sólo
llevara esos sonidos de los Andes como la quena y el
charango, sino que también hablara un poco de lo que
haría por esa persona que está tan lejos. Por eso hay
una línea de la canción que dice: “Yo podría escalar los
Andes sólo por ir a contar tus lunares”. Y eso lo podría
hacer mas de una vez.
“Antonio no
es un novio. Es el hombre de mi vida”.
¿Es verdad
que se casa?
Sí, espero casarme. Espero
tener hijos. Y espero morirme algún día. Pero no de
inmediato. Aunque, ¿qué más querría yo que pudiéramos
hacer eso ahora? Pero es muy difícil en este momento
para ambos. Los dos queremos casarnos. Yo, que nunca...
¿Qué nunca hubiera dicho eso antes?
Sí. Si antes le tenía miedo al matrimonio,
ahora le tengo muchas ganas.
Nunca había
hablado de alguien así.
No, ¿verdad? Con
tanta seguridad, con tanta certeza.
Nunca
había hablado en concreto de alguien. Es que
siento que ahora encontré el hombre de mi vida. Él no es
un novio. Es el hombre de mi vida. Así lo veo. A menos
que la vida me cambie los planes, pero espero que no sea
así.
¿Este amor ha afectado la manera como
escribe?
Si escuchas el disco verás que
estoy un poquito menos despechada.
¿Tuvo
demasiado tiempo para pensar el disco?, ¿piensa que
tener tantas opciones le hizo perder el tiempo?
Creo que fue bueno desde todo punto de vista
porque me di la oportunidad de hacer muchas canciones y
no dejarme subyugar, no dejarme someter ante la presión
de la disquera y de muchas personas a las que, por
supuesto, les interesaba que mi álbum estuviera lo antes
posible. Escapé de todos los intereses y me dediqué a
una de las pocas cosas que sé: hacer música. Y me di
tiempo no de hacer las 13 canciones que están en el
álbum, sino 18 ó 19 canciones completas con pruebas.
Conocí músicos en el proceso. Tomé un poco el sol. Me
dediqué al amor. Y todo fue un proceso muy saludable.
Mucha gente dice que es ultraperfeccionista,
que ensaya todo hasta la saciedad. ¿es perfeccionismo o
inseguridad?
Yo creo que en parte esa
necesidad de querer tener todo bajo control es generada
por un miedo muy fuerte a fallar. Y sí, seguramente hay
una inseguridad detrás. Pero intentar que las cosas
resulten bien y llevarlas a su mejor estado me da la
seguridad que necesito. Soy el tipo de persona que
necesita ensayar mucho. Necesito estar segura de lo que
estoy haciendo. Si no, no tengo el valor.
“Lo primero
que voy a hacer, antes de mostrarle el disco al resto
del mundo, es presentárselo a la gente de mi
país”.
En la música
popular suele haber mucha improvisación…
Ojo, que también improviso mucho en el
escenario. Una vez me siento totalmente preparada, ahí,
frente al público, me doy el lujo de improvisar, de
romper las reglas. Las mismas reglas que yo inventé.
Pero primero quiero aprendérmelas.
Ahora, con
su disco en inglés, ¿pasará el español a un segundo
plano?
No. El español es prioritario. Mi
mercado latino es tan importante o más. Digamos que
ahora me encuentro explorando nuevos territorios. Pero
la gente que siempre me apoyó, la gente que siempre
creyó en mí, que siguió mi música y me acompañó en esto,
espero que me siga acompañando. No es que esté
abandonando un territorio por ir a cubrir otros; por el
contrario, me estoy expandiendo. Y lo primero que voy a
hacer, antes de presentarle el disco al resto del mundo,
es ir a mi país a presentárselo a mi gente.
¿Cuándo?
No sé exactamente la
fecha, pero esos son mis planes y la disquera ya lo
sabe.
Siempre ha tratado temas sociales, y el
disco anterior tenía referencias a Colombia. ¿En este
disco hay algo en esa dirección?
No. Creo
que el tema más social del disco es Poem to a horse, y
lo es indirectamente. No sé por qué me fui mucho para el
lado del amor. No me cuestioné otras cosas como en los
discos anteriores. Eso es algo que sé que quizás me van
a reprochar, pero bueno, uno no manda sobre la
inspiración.
Colombia atraviesa por una
crisis profunda. ¿Cree que usted, como artista
reconocida, tiene el deber de asumir una postura frente
a esa situación?
Por supuesto. Mi
postura es seguir llevándole buenas noticias a mi país,
a mi gente. Hacerlos parte de este proceso. Que sea un
motivo más de celebración, de orgullo y, aunque suene un
poco como reina de belleza –pero me va a tocar–, llevar
al resto del mundo la verdadera imagen de Colombia. En
general somos gente optimista y trabajadora. Gente con
ganas, con una sonrisa amplia. Y me va a tocar llevar
esa sonrisa por mucho tiempo para que nos entiendan, y
entiendan lo que realmente somos, no lo que unos cuantos
han tergiversado.
¿Es verdad que usted fundó
una obra social en Colombia?
Sí, la
fundación Pies Descalzos, que tiene como objetivo
proteger a la niñez desamparada y que apenas está
comenzado. Todavía no he alcanzado todos mis sueños con
esta fundación, pero al menos se ha puesto la primera
piedra. Hice un concierto en El Campín, y todos los
fondos fueron a varias entidades que ayudan a los niños
en Colombia. Ese es mi sueño: lograr algún día que mi
carrera trascienda, y que mucha gente se monte en este
barco, porque tenemos que poner nuestros ojos en los
hijos. Además, tengo el instinto maternal agudizado.
Freddy Demann, su apoderado, la compara con
Madonna y Michael Jackson. ¿Qué piensa de esto?
¡ Wow!. Me encanta que mi apoderado tenga esa
visión del artista con que trabaja, porque significa que
quiere llevarme a un lugar similar.
¿Quiere
llegar a ese lugar?
No sé si aspiro a tanto.
últimamente lo he pensado. Quiero que este álbum cumpla
una función importante en mi vida artística, quiero que
la gente conozca mi música, conozca mi país, pero
también quiero hacer muchas otras cosas en mi vida.
Quiero hacer música por muchos años, pero también quiero
cosas más humanas. Quiero tener hijos, tener un campo,
criar caballos. A veces la vida de un artista lo lleva a
sacrificar muchas cosas para llegar a un lugar tan
enaltecido, como Madonna o Michael Jackson.
Pero, ¿cómo piensa mantener los pies sobre la
tierra si la gente que la rodea la pone a esas alturas?
Creo que he tenido la suerte de llevar una
vida balanceada a pesar de lo mucho que cuesta eso.
Tengo todo el mundo de un lado del barco y del otro
haciendo peso. Por un lado tengo mi disquera, mi
apoderado, mi publicista. Por el otro, mi familia, el
hombre de mi vida, mis sobrinos. Entonces, no los he
sacado del barco.
Leila Cobo es la Editora de Musica Latina y del Caribe de Billboard Magazine.
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