[004] Los problemas del disquete
Por: Carlos Crismatt Mouthon
El disquete –o floppy- es el dispositivo que menos cambios tecnológicos ha tenido en la historia del computador personal. En privado, comento que es la cucaracha del sistema informático, ya que éste es el único animal que sobrevive a la época prehistórica sin evolución aparente. El mayor cambio del disquete ha sido en el tamaño, que del primer formato de 8 pulgadas pasó a 5,25, hasta llegar al actual de 3,5.
Hoy el mercado se ha decantado por los disquetes de 3,5” de alta densidad con almacenamiento de 1.44 Mb, a pesar de existir otras dos formas que no se han popularizado por sus costos. Una es la versión de 2.88 Mb -sacada al mercado en 1987-, y la otra es el llamado superdisk de 120 Mb. Pero ambas requieren de su propia unidad de lectura/escritura, que son más costosas, pero que también pueden manejar los disquetes tradicionales de 1.44 Mb.
Para aumentar su capacidad de almacenamiento digital -de 160 Kb en los primeros disquetes- se han producido mejoras en la calidad de la superficie de almacenamiento –generalmente óxido metálico y cobalto, sobre una capa plástica de mylar-, y en la habilidad de las cabezas de lectura y escritura de las unidades para guardar mayor cantidad de información en el mismo espacio.
Pero a pesar de ello, el almacenamiento en los disquetes no es confiable. Diariamente se escuchan las quejas de que disquetes nuevos presentan la temible advertencia de “fallo irrecuperable de lectura en la unidad A”. Es común la escena de horror cuando no se puede leer el disquete número 13 de una vieja copia de respaldo –backup- de la contablidad, para responder con urgencia a la administración de impuestos. Por ello, se debe proponer una nueva solución –más confiable-, para guardar esta información crítica.
La aparición en el mercado de las unidades de grabación de discos compactos grabables y regrabables –CD-R y CD-RW- de bajo costo, puede ser la nueva estrategia para guardar los datos personales o de la empresa. En el caso del CD-RW -que se escribe y se borra igual que un disquete- su precio apenas supera seis veces el valor de éste, pero almacena aproximadamente 368 veces más. Se calcula en más de 20 años –algunos dicen que 100- el tiempo de almacenamiento confiable en un disco compacto. Por su parte, las unidades de grabación –llamadas quemadoras en el lenguaje actual por el apelativo de burning en inglés-, son dispositivos muy amigables y seguros, y se instalan igual que un lector de CD-ROM normal.
Finalmente, algunos detalles sobre el vilipendiado disquete. Es un mito que los equipos de rayos X de los aeropuertos dañen o borren el contenido de los disquetes, ya que el verdadero enemigo es el detector de metales. Las letras HD que aparecen en la esquina superior derecha del anverso del disquete significan Alta Densidad -High Density–-, por su mayor capacidad frente a los modelos anteriores de baja densidad, ya obsoletos-. El valor en números que identifica a los diferentes modelos de disquetes se deriva de la medida de cada uno de sus lados. Con una regla en pulgadas podemos verificar este pequeño detalle. El creador de los disquetes fue Alan Shugart -en 1967-, cuyos principios básicos aún se conservan en su fabricación Y el disquete tiene el mejor antivirus del mercado, ya que si bajamos el deslizador de protección contra escritura –en la parte inferior derecha del reverso- no hay virus que entre.
| Esta es una serie publicada desde octubre de 2001 por el periódico El Universal de Cartagena de Indias, en la edición de Montería [Córdoba] de los días sábados. |