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Carlos Crismatt Mouthon

[148] Los Secretos de Windows XP [33]

Por: Carlos Crismatt Mouthon

En Windows XP algunas carpetas tienen opciones especiales, entre ellas la de “Mis imágenes”. Se puede llegar a ella directamente pulsando en “Inicio – Mis imágenes” o navegando en el Explorador de Windows a “Mis documentos – Mis imágenes”.

Con la primera opción se obtiene de inmediato un menú de opciones a la izquierda y a la derecha el contenido de la carpeta “Mis imágenes”. Con la segunda, aparece al lado izquierdo el árbol de carpetas y al lado derecho el contenido de la carpeta de “Mis imágenes”. Luego, se pulsa arriba en el ícono “Carpetas” para que se reemplace el árbol de carpetas de la izquierda por el menú con todas las opciones para manejar las imágenes.

Hay dos apartados que llaman la atención, marcados como “Tareas de imágenes” y “Tareas de archivo y carpeta”, que permiten hacer trabajos básicos que antes requerían de utilidades adicionales. En “Tareas de imágenes”, la primera opción es “Ver como una presentación”. Funciona seleccionando los archivos correspondientes y al hacer clic en la opción señalada, sobre una pantalla negra se van desplegando las imágenes en forma secuencial.

En la parte superior derecha aparecen los controles para iniciar y detener la presentación, así como para avanzar o retroceder las imágenes. El hacer clic con el ratón en cualquier parte de la pantalla permite continuar con la siguiente imagen, y pulsar la tecla “Esc” hace terminar la presentación.

A su vez, en “Tareas de archivo y carpeta” existe la opción “Enviar por correo electrónico los elementos siguientes”. Al hacer clic, se activa un asistente que permite cambiar automáticamente el tamaño de las imágenes. Lo primero es pulsar en “Mostrar más opciones”, para tener a la vista todo el abanico de posibilidades.

La primera decisión es hacer “mis imágenes más pequeñas” o “mantener los tamaños originales”. En este caso “tamaño” no hace relación a sus medidas, sino a su peso en “bytes”, de tal manera que pueda viajar más rápidamente por Internet. Esto se consigue comprimiendo el archivo con una ligera pérdida de calidad, poco apreciable a simple vista.

Lo otra determinación es modificar las dimensiones del archivo –alto y ancho- de tal manera que se acomoden a las medidas más comunes de las resoluciones pantalla, que son –en pixeles – 640 x 480, 800 x 600 y 1024 x 768. Obviamente, se refiere a disminuirlo a esas medidas, siempre y cuando tengan una relación de aspecto de 4 x 3. Como ejemplo, se puede convertir de 800 x 600 a 640 x 480, ya que ambas medidas tienen relación de 4 x 3. Cuando no hay esa relación, y es –verbigracia- de 800 x 500, se mantiene la proporcionalidad y se reduce a 640 x 400.

Cabe anotar, que en el caso contrario de aumentar las dimensiones, el resultado es una imagen con mucho grano, lo que en computación se conoce como “pixelado”. Existen algunos programas que en cierto margen hacen posibles pequeños aumentos, mediante la interpolación de pixeles que tienen el promedio de los colores de las áreas adyacentes, pero de todas maneras reduciendo la calidad.

Final. En general, si se trata de archivos que van a ser enviados a otras personas, se debe utilizar un formato que sea conocido -como JPG, GIF o BMP-, de tal manera que puedan ser vistos y manipulados por quienes los reciban. El peor regalo es una foto que necesita un visor que nadie conoce o no tiene.

Esta es una serie publicada desde octubre de 2001 por el periódico El Universal de Cartagena de Indias, en la edición de Montería [Córdoba] de los días sábados.
© Carlos Crismatt Mouthon

 

 
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