[208] Trucos clásicos para Windows XP [28]
Por: Carlos Crismatt Mouthon
En la anterior columna se hizo la diferencia entre una reinstalación, en donde se respetan todos los programas que teníamos instalados, es decir, que no se borra nada, y una instalación limpia, desde cero, en cuyo caso se borrará todo vestigio de la instalación anterior.
Si hemos escogido este último tipo, la rutina de instalación de Windows XP nos lleva a una ventana que exige un conocimiento claro de lo que se va a hacer. Hablando en plata blanca, si no conocemos los trucos se nos puede arruinar el día al desaparecer toda la información del disco duro.
Las propuestas en este paso son tres. La primera, es decidir que la nueva instalación se instale en la "partición seleccionada", que generalmente es "C". El resultado es que sólo se sobreescriben los archivos de las carpetas "Archivos de programas", "Documents and Settings" y "Windows". Lo que quiere decir que la partición y el formato del disco duro no se modifican, y los demás archivos y carpetas existentes quedarán iguales. Para hacerlo, se presiona "Enter".
La segunda, es crear una partición en el "espacio no particionado". Si se observa bien, se trata de una pequeña partición de 8 MB que deja como reserva el sistema operativo. Por lo tanto, esta opción sólo tendrá utilidad si, por ejemplo, se trata de un disco duro nuevo que tiene todo el espacio disponible, o en el caso de haber escogido previamente eliminar la partición existente. Para ello, se selecciona dicho espacio y se pulsa "C".
La tercera, es "eliminar la partición seleccionada". Por defecto está seleccionada la partición "C", pero se puede escoger otra que exista. Si esto es lo que se quiere, se pulsa la tecla "D". Con esta acción, se borran tanto la partición como el formato y los datos de la unidad seleccionada, y en la misma pantalla reaparecerá ahora como "espacio no particionado". Ahora, tendremos que regresar para aplicar la segunda opción.
Cumplidos cualquiera de los dos últimos pasos, se llega a que hay que definir el tamaño de la nueva partición, que puede ser del 100% disponible, o escoger un porcentaje menor. En este último evento, se creará una nueva partición y la diferencia quedará como nuevo "espacio no particionado".
Pero resulta que la nueva partición no tiene formato, por lo que la siguiente pantalla de instalación presentará cuatro nuevas alternativas. La verdad es que en la práctica sólo son dos, ya que se trata de escoger entre los formatos "FAT32" y "NTFS", pero se añade la posibilidad de formatear de manera rápida o normal cada una de éllas. Como consejo, la rápida únicamente debe escogerse cuando se tenga la absoluta seguridad de que el disco duro está exento de problemas.
En general, "NTFS" tiene la ventaja de permitir la encriptación de archivos y carpetas, y ser más seguro que "FAT32". No en vano se creó para manejar redes con Windows NT. Su mayor problema es que no se puede acceder al disco duro si se coloca en un equipo con un sistema operativo como Windows 95, 98 o ME, que no reconocen "NTFS".
Para finalizar, la segunda opción es muy útil cuando se tiene un disco duro nuevo, que siempre viene de fábrica sin partición ni formato. Se coloca como disco primario y durante la instalación aparecerá únicamente el "espacio no particionado", se selecciona, se pulsa "C", y se hace el formato con "FAT32" ó "NTFS".
Ahora sólo quedan pendientes los trucos cuando hay instalado un "Service Pack". [Continuará]
| Esta es una serie publicada desde octubre de 2001 por el periódico El Universal de Cartagena de Indias, en la edición de Montería [Córdoba] de los días sábados. |