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Carlos Crismatt Mouthon

[270] La Memoria USB U3 [08]

Por: Carlos Crismatt Mouthon

Cuando inocentemente prestamos nuestra “memoria USB”, de la misma manera podemos perder hacha, calabaza y miel. Ya dijimos que tras su ingenua fachada hay un grave problema de seguridad. Pero élla misma también está sujeta a numerosas agresiones, debido al poco conocimiento que se tiene de su manejo.

En primer lugar, la “memoria USB” está guardada en un estuche, con un conector metálico para ser introducido en el puerto USB del computador. Pero, esa estructura es muy frágil, de tal manera que si no somos cuidadosos bien puede botarse la tapa y romperse la carcasa con una caída. O también -lo que es peor-, degollar el conector al meter y sacar la memoria como chuzando carne. ¡Ojo, que sólo entra en una posición!

Otra preocupación es saber dónde se va a meter la “memoria USB”, ya que muchos de los puertos delanteros son potencialmente dañinos, debido a que una mala conexión de los cables puede electrocutarla. Esto es muy común al ser ensambladas las partes dentro del gabinete por técnicos descuidados. De allí, que una precaución que siempre se debe tomar es pedir que se prueben los puertos USB antes de usarlos.

¿En qué consiste el problema? El cable USB tiene cuatro hilos, dos para los datos y dos para la energía. De tal forma, que si los invertimos y pasamos la corriente eléctrica por el bus de datos, la muerte del dispositivo que se conecte al puerto USB es instantánea.

Y, ¿qué pasa con los virus, gusanos y troyanos? Pues, que cuando la “memoria USB” se conecta a un equipo con virus, también se infecta, y de esta manera se convierte en un vector que los trasmitirá a quienes la alojen en el futuro. Es por esto que nuestra “memoria USB” no debe ser promiscua, y la mejor manera de evitarlo es no prestarla ni al mejor amigo. Entre otras cosas, su precio es tan barato que nadie tiene la excusa de no poder comprar una.

Existen algunos modelos de “memoria USB” -muy escasos en la actualidad- que tienen un interruptor que funciona lo mismo que el del disquete, el cual permite copiar la información que contenga, pero bloquea la escritura a fin de no permitir grabar en élla nuevos datos, incluyendo los virus. Este dato es importante para los conferencistas, que llevan su presentación en la “memoria USB”.

Para seguir de aguafiestas, lleguemos al campo de nuestra propia información. Se supone que compramos una “memoria USB” de gran capacidad para guardar datos, videos y fotos personales, pero cuando caemos derretidos por la palabrita mágica de “por favor, me prestas tu memoria”, son robados más rápidamente de lo que se persigna un ñato. La gente es curiosa por naturaleza, y nadie se aguanta las ganas de ver el contenido de una memoria prestada. ¡Apuesto lo que sea!

Y, del peligro que alguien lea nuestra “memoria”, ¿quién podrá defendernos? Por fortuna la “memoria USB U3”, tiene una opción de seguridad cifrada. Al hacer clic en el ícono del “Launchpad”, se puede pulsar en el botón “Activar seguridad” y poner una contraseña. Ahora, para que arranque el “Launchpad” es necesario ingresar la clave, y, hasta tanto, el contenido de las unidades estará oculto.

Claro que existen utilidades para crear espacios seguros en la “memoria USB”, muy parecido al encriptar datos en Windows XP. Pero en el caso de la “memoria USB U3” esto es algo transparente, sin complicaciones. Lo único malo, es que si olvidamos la clave, la información no la recupera ni Mandrake. Pero, ¿no es eso lo que se quiere?

Esta es una serie publicada desde octubre de 2001 por el periódico El Universal de Cartagena de Indias, en la edición de Montería [Córdoba] de los días sábados.
© Carlos Crismatt Mouthon

 

 
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