Bandera de Córdoba Escudo de Córdoba Escudo de Montería Bandera de Montería
Bandera y Escudo de Córdoba Bandera de Colombia       Escudo y Bandera de Montería

| Inicio | Aviso Legal | Correo | Créditos | Mapa del Sitio |

Conozca su Computador

Carlos Crismatt Mouthon

[281] Windows Vista [01]

Por: Carlos Crismatt Mouthon


La pregunta de moda es, ¿me paso a Windows Vista? La película siempre se repite antes de cambiar a un nuevo sistema operativo. Ya nos sucedió con Windows 95, 98, ME y XP. Recordemos que incluso con la aparición de Windows 3.0, 3.1 y 3.11-que era una interfaz gráfica montada sobre MS-DOS- ocurrió lo mismo.


La duda aflora por dos sentimientos diferentes. Por un lado el temor al desconocimiento de la forma de funcionar del nuevo sistema operativo. Francamente, sentimos pánico de empezar de cero. Vale decir, que jugamos al statu quo. Y, para qué aventurarse en un nuevo conocimiento si ya somos expertos en el Windows que tenemos instalado.


De otra parte, un nuevo sistema operativo trae implícito la actualización de los elementos de hardware, ya que algunos de los anteriores se quedan obsoletos y no son reconocidos al momento de hacer la instalación. Igual pasa con algunos programas de uso diario, que deben actualizarse. En el caso de Windows Vista el asunto es todavía más crítico que en todos los casos anteriores.


Hagamos memoria de unos ejemplos. Al pasar de D.O.S. a Windows 3.1 se tuvo que cambiar la tarjeta de video “Hércules” mocromática por una “VGA” –“Video Graphics Array”- de 256 colores. Al llegar el Windows 95 se pasó de programas de 16 a 32 bits, y con nombres largos de archivos. La mayoría de los programas trabajaban con el “8.3”, un nombre de 8 caracteres y una extensión de 3, después del punto. Además, se requería una tarjeta de video “SuperVGA”  -“Super Video Graphics Array”- con resolución de 1024x768 y 16.7 millones de colores. Con Windows XP se jubilaron tarjetas de sonido, de video y SCSI. Personalmente, con Windows Vista perdí la conexión con la impresora y la Palm, y estoy en el tibiritabara con la “memoria USB U3”. 


Y fíjense que en esto ocurre una paradoja. Por lo general siempre estamos pendientes de comprar lo último para los computadores, como –por ejemplo- procesadores más rápidos, motherboards novedosas, tarjetas de video de altas prestaciones y discos duros SATA de alta velocidad y mucha capacidad de almacenamiento. Pero, cuando se trata de una exigencia del sistema operativo, funciona de inmediato un rechazo sicológico a esta imposición.


De todas maneras, una vez cruzado el río, se acaban los temores. Aquí cabe recordar la célebre frase “Alea jacta es” –la suerte está echada- que pronunció César al cruzar el río Rubicón con sus tropas -a pesar de que una ley lo prohibía-, para regresar a Roma y derrotar a Pompeyo.


Si quieren de entrada una opinión, ¡Windows Vista vale la pena! Y, ¿porqué? Aunque son muchas las bondades, se me ocurren en principio dos de mucho peso. La primera, es la suavidad y solidez con que trabaja. Y me refiero específicamente a que es muy poco probable que una aplicación congele –ó, como se decía antes, cuelgue- el sistema operativo. Cuando un programa corcovea, Windows Vista lo cierra y sale airoso del problema. Es más, propone buscar una solución al asunto.


La segunda, es la seguridad. Aunque inicialmente marea la continua petición de permisos para ejecutar acciones tan simples como borrar un archivo, lo cierto es que por esto no he necesitado hasta el momento un antivirus, aunque no es lo recomendable. Con Windows Vista navego tranquilamente por Internet, y todavía no he visto el primer virus que atraviese el “Firewall”. Entiéndase también por virus los gusanos, troyanos, malware, spyware  y todo el zoológico de la Red.

Esta es una serie publicada desde octubre de 2001 por el periódico El Universal de Cartagena de Indias, en la edición de Montería [Córdoba] de los días sábados.
© Carlos Crismatt Mouthon

 

 
Eres el visitante # desde Agosto 30 de 2007