La Avenida Primera de Montería ha tenido importantes cambios en el transcurso de la vida de la ciudad, entre otros el de su nombre.
Los primeros habitantes la conocieron por su apelativo más elemental, "Orillas del Río". Después, en un afán patriótico, fue bautizada como la "Avenida 20 de Julio". Y, finalmente, se le renombró como la "Avenida Primera" que hoy admira todo el país.
El PuertoEn una primera etapa, aproximadamente hasta 1952, la mayor actividad del transporte de carga y pasajeros se concentró en el río Sinú. Una parte se hacía entre las diferentes localidades apostadas en sus orillas, como Tierralta, Montería, San Pelayo, Cereté y Lorica. Pero el mayor comercio a través del río se hacía con la ciudad de Cartagena de Indias, principalmente por medio del puerto de Lorica.
El Puerto de Atraque, con cien metros de longitud, fue construido sobre la antigua albarrada de la Avenida 1a., entre calles 34 y 36, en el lugar más profundo del río, donde atracaban los barcos y lanchas. Obra del ingeniero monteriano Víctor Tribiño Herazo, hijo del fotógrafo Justo Manuel Tribiño, e inaugurada el 20 de julio de 1938. Se observan las bitas de atraque en perfecta alineación.
Bita del puerto de Montería. En marinería se llama "Noray" el poste para amarrar los barcos en los muelles y "Bita" cada uno de los postes situados cerca de la proa de los barcos. Pero la gente de los muelles prefiere llamar, por extensión, "Bita" al "Noray". Por otra parte, al "Noray" también se le llama "Bolardo" cuando lleva arriba un ensanchamiento de forma triangular].
El Puerto de Montería siempre ha estado localizado sobre la Avenida Primera, en el tramo entre las calles 34 y 36. Inicialmente era una albarrada sobre la parte más alta de la ciudad y en donde el río es más profundo. De esos tiempos queda el testimonio escrito de Luis Striffler, quien narra a su llegada a Montería en 1844 y cuenta que las orillas estaban completamente sembradas en naranjos.
El Puerto de Atraque, a la altura de la Calle 34. Se observa en primer plano un planchón que transporta los pasajeros entre los dos lados de la ciudad. En el centro, el edificio Kerguelén, que a finales de los 60s y principio de los 70s fue sede del Hotel Mocarí, el primero con aire acondicionado en las habitaciones que tuvo Montería.
"De Cereté nos trasladamos a Montería, último punto habitado. Este pueblo igualmente abrigado por una albarrada artificial, presenta una vista más pintoresca que los demás pueblos de la costa, que en general no se revelan al viajero más que por una aglomeración confusa de techos pajizos en que ninguna verdura alegra la pinta blanquizca o cenizosa. En Montería, a lo menos, cada casa se encuentra colocada a la sombra de un bosque de naranjos. Existen tantos de éstos últimos, que las frutas de ellos sólo abastecen el mercado de Cartagena. En el tiempo de la cosecha se ven grandes embarcaciones cargadas solamente de naranjas que llegan al Zapote para de allí ponerse a la vela y seguir la costa hasta Cartagena."
[Luis Striffler. El Alto Sinú. Tipografía de Antonio Araújo L. Cartagena, 1875]
Un instantánea del Puerto de Montería, lograda a principios del Siglo XX por el fotógrafo Justo Manuel Tribiño. Por coincidencia, fue una obra del ingeniero monteriano Víctor Tribiño Herazo, hijo del anterior, y que fue inaugurada el 20 de julio de 1938. El nuevo muelle fue construido sobre la antigua albarrada de la Avenida 1a., entre calles 34 y 36, en el lugar más profundo del río, donde atracaban los barcos y lanchas.
El 20 de julio de 1938 se inauguró en el mismo lugar el nuevo puerto de atraque, un muelle en cemento con amplias escalinatas, construido por el ingeniero monteriano Víctor Tribiño Herazo, obra que aún permanece en nuestros días. Hoy, del puerto queda muy poco, y el río sólo es surcado por pequeñas canoas de remos y por los planchones que hacen el cruce diario de pasajeros entre los dos sectores de la ciudad.
De esos tiempos, aún se recuerda la tragedia de la lancha Ciudad Bolívar -antes Montelíbano- que naufragó el 28 de septiembre de 1946 y en donde se ahogaron -entre otros- Fernando Corena Avilés, José Chaker y Everardo Cordero, con su esposa y dos hijos.
Posteriormente, con la apertura de la carretera Troncal de Occidente se abrió paso al transporte en camiones y buses, por lo que el río Sinú dejó de ser la arteria fluvial del pasado.
Avenida Veinte de Julio [Avenida 1a.]. De izquierda a derecha, Parque de las Cavalongas, kioscos o ambulantes, mercado público y planta de hielo, agua y luz. Se observa la vegetación que predominó a principios del Siglo XX.
La Vegetación
Después de los bosques de naranjos que narrara Luis Striffler, la vegetación fue sustituida por las gigantescas ceibas y bongas que se aprecian en las fotografías de principios del Siglo XX de Justo Manuel Tribiño.
Avenida Veinte de Julio [Avenida 1a]. A la izquierda kiosco de ventas de refrescos y otras bebidas. Se destaca la indumentaria de la época. A la derecha, un grupo de casas y una carreta de tracción animal por el centro de la Avenida sin pavimentar. Es típica la vegetación que siempre ha ornamentado la ribera del río Sinú.
De acuerdo con el testimonio de Jaime Exbrayat en su libro de Historia de Montería, al realizarse en 1953 la pavimentación de la Avenida Primera por la firma Explánicas de Medellín, se tumbó el Monumento a la Bandera, regalo del filántropo Jorge Ramírez Arjona, inaugurado el 20 de julio de 1938. Así mismo, desapareció el separador de la Avenida en dos carriles. Y en 1955 se tumbó la última de las añosas y corpulentas bongas que existían en la orilla del río, frente al mercado público.
Un espectáculo que congregaba gran cantidad de público en la Avenida 20 de Julio, hoy Avenida Primera, eran las famosas carreras de caballos. En la foto una de esas piquerias de principio de Siglo XX, alrededor de la famosa Bonga.
Desde ese tiempo hasta mediados de los años 60s, la ribera del río fue sembrada de altas palmeras. A pesar de su esbeltez, la falta de follaje de las palmeras hacía que la silueta de la Avenida Primera se viera raquítica, lo que además permitía la erosión por la fuerza de las corrientes del río Sinú.
Vista de la Avenida Primera, desde la márgen izquierda del río Sinú. Se observa que la arborización era con palmeras y que se comenzaban a construir los primeros edificios de la llamada Montería Moderna. Al extremo izquierdo -en primer plano- el edificio de la esquina de la calle 33, y detrás de éste -al fondo- el edificio del Palacio Nacional.
Quizás por eso se introdujo la guadua, una especie de bambú gigantesco americano que crece en matojos y que adornó a la Avenida Primera en toda su extensión, hasta que en 1969, el día de la Virgen del Carmen, un sueste -viento del sureste- derrumbó estos colosos que se elevaban hasta el cielo. Si bien la fibra de la guadua es comparada en resistencia al acero en la construcción de viviendas, sus raíces no se aferran lo suficiente al suelo para soportar los fuertes vientos que cada año arrasan los cultivos en el Sinú.
Si antes las centenarias bongas fueron tumbadas por la mano del hombre, esta vez los gigantescos guaduales habían caído por la fuerza de la naturaleza. Entonces, y hasta ahora, las bongas y otras especies nativas volvieron nuevamente a ser parte del paisaje.
© Carlos Crismatt Mouthon - Noviembre de 2005