Por Katherine Khagebé, de Discos MTM, Bogotá.
Maestro
Sánchez Juliao: Editorial Planeta ha puesto a circular,
en libro, El Flecha II, el retorno. Es una obra extensa: más
de 150 páginas. Muy pronto, Discos MTM, lanzará
la obra en varios CDs, ¿Cómo se da el
reencuentro con ese personaje que ya forma parte del imaginario
latinoamericano?
"No tengo el texto aquí conmigo, pero lo he trabajado
tanto que casi lo sé de memoria. Mire, así comienza:
¡Je!, maestro Deibi, maestro Deibi. ¡Ey,
el de la barba:
Hola, ¿qué tal, cómo estás?
Oiga: No me diga que no me conoce. A ver, míreme
bien.
¿Javier Durango...?
... alias El Flecha, máster Deibid. El propio,
el genuino, di oríyinal, ¿no me conocía?
¡Lo que es la vida, ¿ah?! Con la gloris se forgóten
las memoris.
Es que... han sido treinta años, Flecha.
Sí, máster: como dijo Wiston Chórchil
cuando ganó la Segunda Guerra: Es chamu el wáter
que ha ridoco joba el London tópuen: Es mucha el agua
que ha corrío bajo el puente de Londres.(TRANS) Son
tévein yíars, máster. Oiga, lo andaba
buscando dej'hace tiempo, ¿sabe?, como la otra ve.
"HACÍA
TREINTA AÑOS QUE NO LO VEÍA"
Oye, Flecha, ¿y cuándo te dejas ver para
tomarnos algo?
¡Ecche! Usté me hace recordá al
man de Riohacha que le dijo a un amigo: Vee, ¿cuándo
te dejái ve pa'tomarno'unos trago? Y el otro respondió:
Vamos ya, pué... pa'salí de'so, primo. Oiga:
por ahí lo he visto, máster, he sabido de usté.
En esos 30 años hice muchas cosas y compré
el Jeep Willys, el W.V.M.
¿Tonce, qué, máster? ¿Nos
tomamo algo?
Veo que andas desocupado, Flecha.
¿Desocupado yo? Ojalá. Al meno, ya eso
sería una ocupación. Estoy es... varado, máster:
con ve de varilla, porque es mucha la varilla que he tirao
tratando de encontrá trabajo, pero... natilla-varilla.
Así que aquí estoy: va-ra-do... en do mayor:
Va-ra-Doooo ¿Usté sabe la diferencia entre está
varao y está desocupao? Vea: el desocupao no tiene
ná que hacé; mejor dicho, es alguien que se
lanzó al abismo del importa-un-pito, al Niágara
del todo-da-lo-mismo y al despeñadero del eche-qué-carajo.
En cambio, el varao, como yo, se la pasa trabajando buscando
trabajo. Mejor dicho, buscando camello. ¿No ve que
también hay una díferens, grande, entre trabajá
y camellá. Un ministro, por ejemplo, trabaja. Y un
obrero, camella.
Muy profundo, Flecha.
Él insiste en que nos tomemos algo.
Venga, vamo a meterno aquí al restaurante-bar
El Mercado de Lorica, cerca, mire, del Teatro Martha. ¿Se
acuerda qué quedaba ahí, frente al Martha, máster?
Claro, Fecha. El bar Tuqui-Tuqui.
Bien, bien, qué memoria. ¿Recuerda la
mamada de gallo que le metí yo ahí, con el man
del sur y el Monky-Luc, sobre la vaina de los egipcio y las
pirámide cipotúas, se acuerda?
De eso se acuerda mucha gente, Flecha.
Descripción del mercado de Lorica
Bueno, aquí estamo, listos para hacerle cinco
carambolas verbales... Déjeme llamá al mesero:
¡Psst, ey, Sobaco-sabio, ven aca, tú, ven acá.
¿Qué se te ofrece, viejo Flecha?
Óigale la voz, máster, de bafle roto.
Ya oíste, Sobaco-sabio, lo que dijo el patrón:
una media de aguardientico, con servicio.
El mesero trae la media botella y yo le digo:
Oye, Flecha: Es la primera vez que veo a un mesero atendiendo
con un periódico debajo del brazo.
Claro, ¿no ve que por eso'e que le dicen Sobaco-sabio?
Él llega a trabajá aquí al bar en la
mañana, se clava el periódico abajo'el brazo,
sacude los billare, atiende las mesas, pone la música,
y en la tarde, sin habérselo sacao, ya se ha leío
las noticia. Eso'e lo que aquí se llama sobaquismo
mágico.
Me estás mamando gallo, Flecha.
Sí, máster, por varias vaina. Primero
que todo, a mí, pa'decí verdá, me ha
servío mucho lo que usté escribió sobre
mí en El Flecha. Pero, máster, no ha debío
contá lo de la pelea nel estadio... la parte de cuando
yo me subí al rín a peliá con el Yoni
Gonzále, y que cuando el Yoni me mandó a la
lona... se fue la luj'en el estadio, y que el réferi
empezó a contá nel oscuro, uno, tré,
cinco, dié, y que cuando llegó la lú,
la gente encontró la lona vacía, porque ya yo
iba caminando como a trej'cuadra pa'mi casa... Eso, no lo
ha debío contá usté. ¡Eche!, me
dejó ante too'el mundo como un cobarde. Usté
no sabe lo qu'eso me perjudicó en el viaje que hice,
de tantos año, por lo ocho departamento de la Costa
colombiana. Porque cuando fracasé en el boxeo, me fui
a rodá tierra caribe de la Guajira hasta Urabá.
Pero con eso del estadio y de la lú, me mamaron gallo
en too'el viaje.
Sí, Flecha, pero quién iba a pensar que
tu historia iba a gustar tanto, y que te ibas a hacer tan
popular. No se me ocurrió.
¡Ahí tá la vaina! ¿Tampoco
se le ocurrió escribí má sobre mí?
En cambio esos gringo sí saben cómo'e la jugada
de la continuidá en el cine. Usté y yo nos hemos
dejao ganá de Jóliwu, la madre. No ha visto
que ya hay un Roqui IV, un Terminéitor V, un Padrino
III, un Supermán VI, ¡eche¡, ¿y
yo qué? ¿Aónde está El-Flecha-Dos,
El Retorno? ¿Yo acaso soy meno que esoj carajo? Fájese,
maestro Deibid, con El-Flecha-Dos, El Retorno. ¡Joda!,
¿se imagina cuando hagan en Jóliwud la película'e
mi vida...? ¡Tatata-táaaa!: Di-Árrow-Túuu,
con Árnol Chuarsenéguer? ¡Vaya a mamar!
Te prometo que un día de estos la escribo.
Escríbala, pero, ¡eche!, no insista en
mi volada del ring, porque eso sí me perjudicó
a mí en el viaje que hice por los ocho condados de
la Atlantic Coast; en los que visité, máster,
vea: el condado del Cartel del Friche en Riohacha, el del
Cartel del Chivo en Valledupar, el condado de La Erre Fuerte
en Santa Marta, el condado del Miami-Criollo en Curramba,
el Condado del Gop-peo en Cart-tagena, el condao del Suero
en Sincelejo, el Condado del Bocachico en Montería...
y el condado del Guineo en Urabá.
Oye, Flecha, pero veo que has aprendido mucha cosa...
Es que, ¿sabe lo que yo he viajao? Yo he llegao
a conocerme esta Costa Colombiana como la mano de mi palma,
de rabo a cabo. Camellando, y tirando varilla y sable a dos
mano, pero nada. Camello sí encontré, pero trabajo
no. Pero, como esto está muy hablao, vamos a ponerle
un poco de animación; ahora verá: ¡Ey,
Sobaco-sabio: hunde ahí en la rocola la tecla G2, llave,
pa'narrarle al máster mi periplo por la Costa, empezando
por la Guajira, y pa'que alguien, me pregunte de-dónde
es-usté que-canta tan-bonita esa-parranda...
Alguien me dijo de dónde es usté que canta tan
bonita esa parranda. Si es tan amable, tóquela otra
vez...
¿Y
de ahí hacia adelante, qué sigue?
"Recorre la Costa entera. Vive en cada capital de departamento".
Ya me imagino todo lo que le sucederá...
"Las más insólitas cosas: hilarantes y
trágicas. Víctima de las siete plagas que agobian
a la región".
Por ejemplo...
"Bueno, en Riohacha es víctima del regionalismo
que a veces nos enceguece, y acaba expulsado de la ciudad;
igual le pasa en Valledupar, por culpa de un abogado llamado
el doctor Culebra-en-frasco... Imagínese el mal genio
del sujeto: Culebra-en-frasco. En Santa Marta se enreda, sin
quererlo, en un lío de contrabando y va parar a Las
Catorce Ventanas, la carcel de allá. Sale, y en Barranquilla
acaba injunstamente involucrado en el secuestro del turco
Zaglul, por culpa de una muchacha dizque parecida a Marilyn
Monroe, pero a la que él llama Marilyn Monrobo. Se
fuga a Cartagena, y acaba trabajando con El doctor Arepa,
un político que sostenía que, como pasa con
las arepas, político que no se voltea, se quema. Ahí
aprende inglés en el Terminal Marítimo con los
marineros gringos".
¿Y de ahí?
"A Sincelejo, Sucre, y se enreda con un viejo corroncho
llamado don Urbano Vergara, que era... más bien rural...
y ¡embustero! Esta parte me gusta mucho, porque trata
de la afirmación de lo propio, y de la exaltación
de la corronchería. De ahí, por otro lío,
se va a lo que él llama el Houston-Téxas colombiano:
Montería. Monta una ruleta de figuras y lo pelan en
una corraleja. Hasta que otro lío lo manda a Urabá".
¿A Urabá?
"Claro. Trabaja en una excavación arqueológica
en el Darién, pero los tales arqueólogos eran
unos farsantes que sacaban unas raras sustancias en
cajas marcadas con el letrero de "objetos precolombinos".
Ya se imagina lo que contenían. Ese lío lo hace
regresar a Lorica, en donde me narra la odisea".
Maestro: ¿y cómo termina la obra?
"Y aquí me tiene, máster, de nuevo
en Lorica, preparándome pa´reempezá el
rebusque. Y, mire en toos los lío en que ese bendito
rebusque me metió... deje Riohacha hasta Urabá.
Pero, ajá, tengo que levantá un billetico y
viajá a Bogotá a la Américan Émbasi,
a ver si me dan la visa. Aunque, viéndolo bien, ¡eche!,
a los que nacimo en el Barrio Kénider de Lorica, debían
darno la residencia enseguida, y hasta la ciudadanía
americana, cuadro. Nojoda, pa'llegá a Lorica con pasaporte
gringo, loco, ¿se imagina?: ¡pantalla corrida!
Pero, máster, mientras eso me sale, ¿usté
no tiene por ahí un camellito que me de pa'estos día?
Aja, usté sabe que uno vive, permanentemente... ¡en
el rebusque, cuadro!".
Ahí acaba. Por donde el pobre Flecha empezó:
por el rebusque.