Por: Carlos Crismatt Mouthon
Los habitantes de Furatena, Villa Paz y Nueva Esperanza protestaron ante Electricaribe [Foto El Universal]
El pasado 12 de junio de 2008 los habitantes de las Organizaciones Populares de Vivienda (OPV) Furatena, Villa Paz y Nueva Esperanza llegaron hasta el mismo frente de las instalaciones de la empresa Electricaribe, para protestar pacíficamente por los constantes cortes energía que se producen en esos sectores.
Pero esto no es un hecho aislado. Por el contrario, todos los días -en todos los barrios de Montería-, se presentan hasta diez y más interrupciones en la prestación del servicio de energía eléctrica.
Además de incumplir con la prestación continua y regulada de este servicio público, los apagones tienen como daño colateral la avería de los diferentes electrodomésticos hogareños. Neveras, televisores, lavadoras, equipos de sonidos y abanicos son los que llevan del bulto de las fallas en el servicio de Electricaribe.
Gana Electricaribe y pierde la ciudadanía
Con este macabro juego de los cortes no programados, gana Electricaribe y pierde la ciudadanía.
Electricaribe gana, porque es un secreto a voces que todo se debe a que no negocian toda la energía necesaria para cumplir con la demanda de la ciudad, y los cortes les permiten disfrazar esta realidad. Si sumamos todas las horas diarias de los apagones que se presentan, allí está el total de energía que dejan de comprar.
Y los ciudadanos pierden. Primero, porque por un lado les llega la factura por el mismo valor sin recibir el servicio completo. Segundo, porque se ve afectada la tranquilidad del hogar, especialmente por el calor permanente en estas tierras. Y tercero, porque los daños en los electrodomésticos casi nunca son reclamados a la empresa -y con eso juega Electricaribe-, ya que pedir justicia en nuestro medio es un esfuerzo costoso, prolongado y fastidioso.
La protesta de los habitantes de las OPV es algo digna de admirar. Por costumbre, la mayoría de las gentes de Montería confían en que las autoridades se harán cargo de solucionar el problema, pero ya sabemos que con estas empresas concesionarias de los servicios públicos lo único que se puede esperar es que den pingües ganancias al final de cada ejercicio anual. Por ello, es poco probable que los monterianos en masa marchen hasta las puertas de Electricaribe para exigirles lo que las autoridades han permitido por omisión.
Pero ya es tan agobiante la situación, que parece que se acerca la hora en que el buey manso pueda dar la cornada.
La intervención
Sin embargo, antes que la ciudad en bloque tenga que llegar hasta las oficinas del gerente de Electricaribe para reclamar sus derechos ¿será posible que las autoridades oigan el grito de inconformidad e intervengan a Electricaribe?
Ya existe el antecedente de las Empresas Municipales de Cali -EMCALI-, que fue intervenida en el año 2000 por la Superintendencia de Servicios Públicos porque la empresa caleña no estaba en capacidad de garantizar la prestación de los servicios públicos domiciliarios.
¿Será que Montería tendrá la misma suerte?
© Carlos Crismatt Mouthon - Montería, julio 27 de 2008