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Francisco Zumaqué Gómez

Nota de Colprensa sobre el Festival
Marzo 25 de 1985

Francisco Zumaqué Gómez

Por: Liliana Osorio

"Estoy seguro que si me dieran un instrumento de Marte o de Saturno, haría música colombiana, porque mi espíritu lo habitan tambores, gaitas, un sol del Caribe y unas raíces latinas que llegan muy lejos".

Así responde el maestro Francisco Zumaqué, como si estuviera componiendo su última cumbia y con la fidelidad del hombre que ama a su pasado. Del 21 al 24 de marzo se realizó en Cartagena de Indias, el IV Festival de Música del Caribe, en el cual se le brindó un homenaje al Maestro Zumaqué por sus aportes a la cultura musical colombiana.

Y ayer el gobernador de Bolivar, Arturo Matson, le hizo entrega de una placa especial. "Cuando me enteré del homenaje sentí una fiesta en mi interior, porque sé que más que un reconocimiento a una persona, lo es para muchos artistas que venimos trabajando disciplinadamente en bien de nuestra hermosa música. En medio de la euforia que creó la noticia, comenzamos a tocar el piano y los tambores, y surgió la idea de componer una canción que hablara de la música del Caribe".

"Asi fue como nació "Colombia Caribe", que se convirtió en el himno del festival. La letra es como una lección o un catálogo de ritmos caribeños. Es lo que hacen nuestros hermanos de música, allá en las islas, en el continente, bajo las palmeras, en los bares nostálgicos y olvidados. La alegria musical es quizás lo único que nadie discrimina, y lo que más une a los pueblos y permite la con- vivencia".

En el festival se hablan todos los lenguajes musicales, que el maestro Zumaqué plasmó en su disco "Colombia Caribe": Jamaica trajo el reggae, Panamá su tam- borito, Trinidad nos da el calypso, y la bomba Puerto Rico. Merengue domini- cano; de Cuba, rumba y el son, la Beguine de Martinica, alegran el corazón. La gaita margariteña, y la cadencia de Haiti; el soca de Monserrat, todo eso es para ti. Viva Eleguá y Changó, y que viva San José, Babalú, y Yemayá, y el culto Mayombé.

El mundo mira al Caribe. El maestro Zumaqué asegura que la música Caribe va a ser la más importante en los próximos diez años. "No quiero decir que el rock, por ejemplo, se venga abajo. Actualmente, en Europa y los Estados Unidos hay un gran interés por nuestra música. Cada dia el Caribe extiende más sus brazos. Esto es normal después del "boom" de literatura y que cubrió al mundo entero. En los escritores latinos, si el lector afina el oido, se alcanza a escuchar claramente la música. Era fácil suponer que después todos estuvieran interesados en escuchar la música más directamente y con el volumen más alto".

Agrega que "la música colombiana se va a universalizar en la próxima década. Va a ser contundente porque a la salsa, al reggae o al soca les está llegando su cuarto de hora. Aunque vienen cumpliendo un excelente papel. Y después, qué vendrá?. Pues nosotros. Y cómo?. Organizándonos con altura internacional, utilizando los elementos musicales autóctonos, pero abiertos a la tecnologia contemporánea. Lo anterior no significa extranjerizar a Colombia o desvirtuar nuestra tradición . Por el contrario, es ir de la mano con la evolución. Nadie puede desconocer el impacto tecnológico, que también invadió terrenos de la música. El hombre debe vivir su momento histórico, y la música también lo debe hacer".

La tecnologia y la música

El Maestro Francisco Zumaqué opina que ni los colombianos ni los latinos podemos detener la avalancha de música nortea- mericana "porque son un imperio, poseen la tecnologia más avanzada y ostentan el poder económico que se traduce en efectivas redes de distribución discográfica, publicidad por toneladas, despliegue multicolor y medios de comunicación a su disposición".

"Lo que no podemos es seguir esperando cruzados de brazos a que pase el "Break-dance" y aguardando su próximo producto, Debemos tomar lo positivo de la música norteamericana y adaptarlo a lo nuestro. Esto no es nuevo, ya que en Cuba y en Brasil se dieron mezclas (rumba habana o la samba), que sacaron a la música de un ámbito regional a uno universal. Si continuamos haciendo una música tradicional nos hundimos.

 

 
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