Roger Serpa Espinosa. Los Zenúes. Secretaría de Cultura de Córdoba. Montería. 2000. pp. 123-137.
Origen de la trenza:
Algunos investigadores suponen que la trenza del sombrero vueltiao evolucionó de la cestería, que a su vez se dearrolló plenamente como secuela del domesticación del maíz, al igual que la cerámica (1).
La cestería aportó los canastos, balayes y chocoés de gran utilidad en la siembra, recolección y beneficio del apreciado grano.
Es de presumir que de los bejucos, napas, cepas y majaguas de cierta rigidez se pasó a la tejeduría con fibras blandas y flexibles de palmas y gramíneas. Entre estas últimas la caña flecha, de donde se obtienen los filamentos con los que se hace el trenzado del sombrero.
La Caña flecha:
La caña flecha es una gramínea tropical aborigen, que en terrenos bajos de composición arcillosa y arenosa adquiere su mayor crecimiento, desarrollo y propagación.
El campesino le da varios usos: el tallo después de florecer la planta se emplea para cercar las casas; la espiga de la inflorescencia para flechas de pescar; la panoja como elemento ornamental casero al natural o teñida de vivos colores; de las hojas se aprovecha la nervadura central para obtener la fibra para la trenza del sombrero, y su bagazo se da como forraje a las bestias cuando escasea el pasto. Algunos le atribuyen insospechadas cualidades medicinales diuréticas.
La caña flecha (Gynerium Sagitatum) se cultiva en el resguardo de San Andrés de Sotavento con sistemas tradicionales y empíricos en la zona noroeste, en las veredas de Roma, Costa Rica y el Delirio en un área de 250 hectáreas aproximandamente. También hay pequeños lotes en Los Vidales, Tuchín y otros parajes.
(......)
Se conocen tres variedades de gramínea:
- La criolla, que da una fibra blanca, flexible y de buena calidad, especial para elaborar las trenzas finas.
- La martinera, cuya fibra es quebradiza y de inferior calidad, empleada para fabricar sombreros ordinarios.
- La costera, de regular calidad, pero poco cultivada en la zona.
(......)
Obtención y teñida de la fibra.
Se separa la nervadura central del resto de la lámina de la hoja. Luego se raspa o se cepilla la nervadura haciéndola pasar varias veces por el filo de un cuchillo pequeño o "puntilla", presionando sobre una banda de cuero o llanta que el campesino amarra a su muslo, hasta eliminar completamente el verdín. Una vez pulida se clasifica: las que están bien limpias se destinan como fibras blancas. Se asolean hasta lograr una completa deshidratación. Si es para una trenza fina es necesario someterlas a cocción de agua de caña agria (Costus Spicatas), de limón y naranja agria, para evitar que se manchen.
Las fibras manchadas y veteadas se echan en una olla con barro, agua, frutas de dividivi (Dividivi Coreara), jagua (Genipa americana, L) y conchas o bacotas de plátano verde (Musa sapientum) durante tres días mínimo, lavándolas cada día con agua limpia y se hierven en agua con bija o limpiadiente (Arrhabidea Chica, Verlot) para que fije el color.
La fibras blancas se "ripian" para obtener filamentos menos anchos denominados "pencas", siendo las más delgadas para trenzas finas (19, 21, 23, 25, 27). Las fibras negras han sido "ripiadas" previa la "negriada".
Estructura de la trenza.
La trenza se forma con un número impar de conjuntos de pencas blancas y negras llamadas "pares" o "píes". Esta trama es fundamental para identificar y denominar las diferentes trenzas y calidades de sombreros: 7 pares, "Lica"; de 11, "Pacotilla"; de 15, "Quinciana"; de 19, de 21, de 23, de 27... Siendo más fina la de mayor número de pares de pencas.
Es difícil distinguir y caracterizar con acierto una trenza de otra. La quinciana se hace con penquitas más anchas y más gruesas y su tejido es uniforme y continuo en su anchura.
Para las trenzas finas se requiere que la fibra o "palma" sea procesada por segunda vez: se mete en agua limpia durante media hora y se vuelve a raspar; luego se "ripian" lo más delgada posible (un milímetro aproximadamente) y se trenza igualmente fino. No todos saben hacerlo. Es un oficio dispendioso ("que cansa mucho el 'celebro' y 'esmolla' la vista"), que requiere concentración, esmero, destreza y paciencia.
El tejido de la trenza 19 presenta en su anchura tres secciones claramente demarcadas por dos cordones: ds laterales y una central. En la 21, el tejido está dividido en dos segmentos en su anchura por un cordón o "vena": la superior es más amplia que la inferior y la 23, es de estructura similar a la 19, varían en la finura y número de las pencas.
Benjamín Puche Villadiego, en la noche del 19 de julio de 1968, a la luz de un mechón, en Boca del Monte (Chinú), propició el nacimiento de la Fórmula Matemática de la trenza. Veámos:
2 (N + 1) + 1 = X
"En donde N es el número de rombos al través de la trenza y X es el número de pares de fibras de la trenza..."
En su obra "El sombrero vueltiao Zenú"(2) Puche Villadiego se pregunta "¿Cómo se aplica la fórmula de las trenza?", a lo cual responde:
"Para determinar el número de la trenza se cuentan los espacios, rombos o pies entre borde y borde de la trenza, que como se ha dicho, siempre es par, siguiendo la serie de los números naturales a partir de dos (2) de modo que "N" sea ocupada por los valores: 2, 4, 6, 8, 10... También puede ser ocupada por los impares: 7 y 9, para dar las trenzas: 17 y 21..."
"Recíprocamente los valores de la trenza siguen una serie aritmética cuyo primer término es 7 y la razón es 4, de manera que la serie queda como sigue: 7, 11, 15, 19, 23".
2 (N + 1) + 1 = X
2 (0 + 1) + 1 = 3
2 (2 + 1) + 1 = 7
2 (4 + 1) + 1 = 11
2 (6 + 1) + 1 = 15
2 (8 + 1) + 1 = 19
2 (10 + 1) + 1 = 23
(......)
Las pintas:
El sombrero vueltiao se distingue, precisamente, por la armoniosa combinación de fibras blancas y negras dando origen a figuras de carácter geométrico llamdas "pintas", que simbolizan elementos religiosos y totémicos de la milenaria cultura Zenú.
En un principio las pintas identificaban al trenzador, a su familia o al clan. Hoy son de dominio público y muchas tienden a desparecer, conservándose sólo los más fáciles de hacer y otras nuevas producto de la inventiva de los trenzadores.
El nombre de cada pinta se asimila a su representación y denuncia un profundo contenido filosófico, simbólico y cultural. Veamos: la flor de la cocorilla, el ojo de la sardina, el diente del ñeque, el peine grande y el chiquito, la mariposa, la araña, el pechito del grillo, el atravesao, el diente del burro, las que brillan, el corazón del abanico, el pilón, el piloncito, el grano de arroz, el lobo, la mano del gato, la cruz grande y la chiquita, el ojo del gallo, la pata de la rana, el cinco ojos, la pisada del perro, la banqueta, el ojo de la vaca, el ojo del chauchau, el espolón o espinazo del pesca'o, la cocá, la flor del limón, la hoja de Santa Lucía, los mambos, el ojito de pesca'o, la palma de coco, el morrocoy, la Marucha y la Maruchita, el ojo del buey y muchas más.
Costura:
Antes los sombreros se cosían a mano, con aguja e hilo de maguey. Era labor de hombres. Luego se empleó el hilo de bola. Hoy se cosen en máquinas de coser sencillas, con hilo de cartucho y de nailon. Se usa el blanco y el negro armonizando con el color de la trenza.
Actualmente cosen indiscriminadamente mujeres y hombres. Pero la proporción de éstos últimos es mayor. Son raros los que cosen sombreros finos. El mayor número de talleres de costura se concentra en Tuchín, hasta donde los tejedores llevan sus trenzas, teniendo que pagar por la costura, según sus vueltas y calidades.
Partes del sombrero:
En un sombrero 19 de 12 vueltas podemos distinguir las siguientes partes:
- La plantilla: Que se inicia con la horma o botón y que es un octágono saraviado. Después vienen siete vueltas: blanca, negra, peine, negra, blanca, quiebranegra y la vuelta de copa, de color blanco.
- La encopadura: Con cinco vueltas. Cuatro con pintas acotejadas y la vuelta de copa que es blanca.
- El ala: Con 21 vueltas: quiebranegra (dos vueltas), fondo blanco (dos vueltas), negra, blanca, negra, "vueltaelmedio" (con peine y/o pintas), negra, blanca, negra, "vueltaúltima" (con peine y/o pintas).
- El ribete: Es la vuelta de remate del sombrero y es una trenza negra de 11 pies.
Quiénes trenzan?
Casi todos los miembros de la familia participan en la elaboración del sombrero, desde los niños de seis y siete años hasta los ancianos.
Es la mujer la que mayor tiempo le dedica a la elaboración de la trenza, ya que el hombre debe estar pendiente también de los cultivos y de otros oficios y ocupaciones, pero algunos se destacan por el trenzado fino.
Para analizar la división del trabajo familiar es conveniente tener en cuentas las partes del sombrero. La vueltas de la plantilla es responsabilidad de los jóvenes; las vueltas de la encopadura, por se las pintadas, es tarea exclusiva de los más expertos y diestros; las vueltas del ala, también de los jóvenes; y el ribete de los niños, incluso menores de siete
La transmisión del oficio se hace desde la más tierna infancia y son las madres y las abuelas las que mayor esmero y tiempo le dedican. Pero hemos notado la tendencia de muchos jóvenes de preferir otros oficios más remunerativos.
Marcada del sombrero:
La costumbre de hacer marcar los sombreros no es reciente, viene de muchos años atrás. Según testimonio de algunos informantes parece ser que las letras se elaboraban directamente en la trenza, como si fuesen unas pintas más, lo que requería extraordinaria creatividad y precisión, ya que al coser el sombrero el distintivo debía ocupar la parte frontal de la "vueltaúltima".
Esta pericia era un don exclusivo de pocos trenzadores, como sigue siendo hoy en día, con la diferencia que la marcada se hace después de confeccionado el sombrero. Para ello se procede de la siguiente manera:
- Se suelta la parte frontal de la "vueltaúltima" (recordemos que debe llevar peine y/o pinta) y se corta con unas tijeras el pedazo donde se insertará la neuva nueva fracción de trenza con el nombre del usuario.
- En el extremo derecho de la "vueltaúltima" se empatan pares de fibras (blancas y negras) de acuerdo con la calidad de la trenza (quinciana, 19, 21, 23, 25 y 27), y se procede al tejido de la las letras y números hasta empatar con el extremo izquierdo.
Según la calidad de la trenza las letras se forman en su anchura con un número determinado de puntos. Así, si es quinciana será de cinco puntos; la de 19, de siete puntos; la 21, 23, 25 y 27 de nueve puntos cada una.
- Finalmente se vuelve a coser la trenza.
1. Benjamín Puche Villadiego. El sombrero vueltiao Zenú. Barranquilla. Costagráficas Yepes. 1996. pp. 11-14.
2, Benjamín Puche Villadiego. op. cit. pp. 20-23.
Documentos
- 01: Galería del Sombrero Vueltiao
- 02: Elegido Símbolo de Colombia
- 03: Símbolo Cultural de Córdoba y Colombia
- 04: Benjamín Puche Villadiego
- 05: El Meridiano de Córdoba
- 06: Pilar Moreno de Ángel
- 07: Guillermo Valencia Salgado
- 08: Roger Serpa Espinosa
- 09: Albio Martínez Simanca
- 10: Augusto Amador Soto
- 11: Guía Turística de Córdoba