Pintura del Ángelus, en donde el Ángel anuncia a María que va a concebir a Jesús
Desde 1955, año en que se inició la radio en Montería con Emisoras Sinú, se impuso la costumbre de emitir a las doce del día la oración del Ángelus. No hay seguridad sobre si era una disposición del Ministerio de Comunicaciones o un acuerdo con los representantes de la Iglesia Católica, pero de todas maneras a las 12:00 del meridiano se escuchaba el Ángelus con la misma puntualidad que hoy se pasa el Himno Nacional a las 6:00 a.m. y 6:00 p.m.
El Ángelus es una devoción de origen franciscano, que para el Diccionario de la Real Academia Española es «Oración en honor del misterio de la Encarnación».
En su extremada brevedad, ofrece materia sólida a la vez que asequible para la meditación cotidiana del creyente. San Lucas refiere que el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Luego añadió: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.»
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le aclaró: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.»
Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Días después, María fue a casa de Zacarías y saludó a Isabel, la cual exclamó: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno» (cf. Lc 1,26ss).
A modo de conclusión, San Juan añade en el prólogo de su Evangelio: «Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros» (Jn 1,14).
Tomado de: www.franciscanos.org
V: El Ángel del Señor anunció a María.
R: Y concibió por obra del Espíritu Santo.
V: Dios te salve, María.
Llena eres de gracia: El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres.
Y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús.
R: Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
V: He aquí la esclava del Señor.
R: Hágase en mí según tu palabra.
V: Dios te salve, María.
Llena eres de gracia: El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres.
Y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús.
R: Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
V: El Verbo se hizo carne.
R: Y vivió entre nosotros.
V: Dios te salve, María.
Llena eres de gracia: El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres.
Y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús.
R: Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
V: Ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios.
R: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Este no es un estudio exhaustivo, sino tan solo los apuntes de un breve recorrido por los recuerdos de una época, que por fortuna aún se mantienen vivos. |