Montería fue conocida durante muchos años como la "Ciudad de las Golondrinas", por un fenómeno de migración que las congregaba por millares en los alambrados públicos. Al caer la tarde invadían el centro de la ciudad para dormir, causando al principio curiosidad pero convirtiéndose al final en un problema sanitario por la cantidad de excretas que diariamente caían sobre todo lo que estuviera debajo de éllas. Se convirtieron en el terror de los propietarios de automóviles, cuya pintura se derretía ante el poder corrosivo de éstas.
En el 2004 las golondrinas -en menor número- regresaron a la calle 41 de Montería.
Durante este período surgieron innumerables anécdotas sobre la vida de las golondrinas en Montería. Como la de un químico local que mantuvo la expectativa durante mucho tiempo sobre la fabricación de una pomada contra la caída del cabello, con un ingrediente secreto extraído del excremento de estos pájaros.
Nuevamente el "vareo" se puso de moda para espantar a las golondrinas.
Un nuevo oficio surgió para evitar que la golondrinas se posaran en los cables del sector comercial, ya que los clientes evitaban transitar los sectores afectados. Hombres dotados con largas cañas de lata, a las que se ataba un trapo en la punta, vareaban a las antes ilustres visitantes. No se sabe si por esta razón, o por disminución del alimento que buscaban, a finales de los años sesenta , como las carabelas que se fueron para siempre de Cartagena -según el soneto del Tuerto López-, las golondrinas también se marcharon de Montería.
Con el Siglo XXI las golondrinas regresaron a Montería, pero en menor cantidad. Su lugar preferido es la intesercció de la Carrera 2a. con la Calle 41. Allí se tomaron las fotos que se muestran arriba.
Este no es un estudio exhaustivo, sino tan solo los apuntes de un breve recorrido por los recuerdos de una época, que por fortuna aún se mantienen vivos. |