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EDICION No 5020 SÁBADO 31 DE ENERO DE 2009 - MONTERIA - COLOMBIA

La nueva Inquisición... la izquierdista (I)

Toño Sánchez Jr. Por TOÑO SÁNCHEZ Jr.

Los monstruos que nos atormentaron en un pasado y que obligaron a muchos cordobeses a buscar desesperadas salidas, hoy muestran todo su cinismo y procacidad, al erigirse como los Mesías (¡!) de la moral, cuando todavía sus manos tienen ese olor a hierro, pero no el del metal, sino el que expele el que compone a la sangre humana.

La estrategia que se está aplicando contra Córdoba es la deslegitimación de su sociedad, clase política, sector productivo e instituciones públicas. Esto también se llama conspiración, pero como en este país nos encantan las discusiones semánticas, nos quedamos allí y no vemos que contra esta región se viene fraguando una sistemática estigmatización, que no sólo está siendo orquestada por la izquierda, sino por la oligarquía de este país y los medios de comunicación capitalinos, a quienes no les interesa que se conozca la inmensa responsabilidad que tienen por la desgracia que aquí hemos sufrido.

'Alguien', tal vez una legión, porque son muchos, viene a recoger lo que aquí quede después de terminar el proceso de satanización, al que está siendo sometida nuestra sociedad desde hace un tiempo. Porque los votos de los cordobeses son espurios, narcos y 'paracos' si son para un Uribe Vélez o para un López Cabrales, por sólo mencionar a dos políticos; pero son "la expresión pura de la democracia y de las reivindicaciones sociales" si son para el Polo Democrático. Es un simple ejemplo, ojalá no me vaya a costar este símil la aparición, en mi contra, de un 'Pitirri'.

Aquí entramos en los terrenos del maniqueísmo, el mismo que hoy, desde la Capital de la República, nos imponen el Estado, la izquierda, los medios y las Ong's. Y que es respaldado por una avinagrada oligarquía que siempre ha necesitado de 'chivos expiatorios', como la sociedad cordobesa en este momento, para expiar sus culpas y aberraciones. Hay una gente en Bogotá compuesta por políticos, movimientos de izquierda y medios de comunicación, empeñados desesperadamente en mostrar la historia del paramilitarismo en blanco y negro solamente. Y presentar a los cordobeses como el engendro de todos los males de este fenómeno.

Pero qué situación más curiosa, padecen de un 'súbito' ataque de amnesia del cual no quieren recuperarse. Fue en el Sur de Colombia donde se 'patentaron' los primeros movimientos de autodefensas. Luego en el Magdalena Medio nació la primera 'franquicia' del paramilitarismo puro. Pero allí no hubo responsables ni estigmatizaciones, porque tocaba meterse con la entonces Texas Petroleum Company. Y oligarquía y Estado que se respete no se meten con los de la chequera, menos si manejan eso que llaman crudo. La repentina amnesia tampoco les permite reconocer que el cuento del narcotráfico tampoco nació en Córdoba. Los primeros 'traqueteros' que llegaron aquí, 'cachacos' por supuesto, se asociaron fue con la guerrilla del Epl. Los que les enseñaron las bondades de la coca a los de las Farc fueron los del Epl y los del M-19. Es por esta razón que las Farc son las que inundan de cultivos ilícitos el Sur del país.

Tal ha sido la narcotización de este conflicto que llevó a un Presidente, elegido por el Partido Liberal, a arrodillar al Estado ante un mafioso. Jamás se había visto que un narcotraficante se construyera su propia cárcel y nombrara sus guardias. Ni hablar que se dio el lujo de que 'legislaran' para él únicamente. Y tal ha sido el poder del billete del narcotráfico, que llevó a la Presidencia de la República a otro candidato del Partido Liberal.

Todo esto lo sabía el Estado y su oligarquía, pero nada les importaba mientras la guerra y 'traqueteo' se dieran a cientos de kilómetros de su centro de poder. Considero que el desinterés no lo tenían cuando esos millones entraban "por alguna vía" a la economía nacional (Recordemos la tal llamada 'ventanilla siniestra' de otro presidente liberal).

Además, a los del M-19 se les olvida que su jefe, Jaime Bateman Cayón, murió al lado de un tipo sindicado de tener negocios con el narcotráfico. Qué hermoso legado, caer en las selvas del Darién con semejante personaje. También se les olvida que Guillot, el que murió en Cuba, era el jefe de la 'maricachafa' en La Guajira. También se les olvida decir qué pasó con las matas de marihuana sembradas en Corinto, Cauca, su zona de influencia 'rebelde'. Otro detalle, los que incendiaron el Palacio de Justicia fueron los nuevos empleados que se consiguió Pablo Emilio Escobar Gaviria, el más despiadado narco que ha dado la humanidad. Hasta donde tengo conocimiento no fueron los cordobeses quienes prendieron y asesinaron a todo el Poder Judicial.

Que por esta tierra ha pasado lo más despreciable de una sociedad, esa es otra historia. Que algunos cordobeses fueron miembros activos del paramilitarismo, es cierto. Y están ahora mismo en Justicia y Paz, extraditados o huyendo. Pero de allí a condenar a toda una sociedad por las acciones y masacres de éstos, es una aberración. Es como querer sindicar a todos los del Partido Comunista, Polo Democrático, Ademacor y Sindicato de la Universidad de Córdoba, por las bombas que se colocaron en Montería en 1996 y 1997. Es como querer condenar a todos los antioqueños por el inmenso daño que Pablo Escobar infligió a los colombianos. Pero hoy, oligarquía, medios, izquierda y Estado quieren responsabilizar a todos los cordobeses por las masacres de los paramilitares, y también por el narcotráfico.

Estamos viviendo la Inquisición de la izquierda y montada al puro estilo de la verdad de Kirov. La que sentencia que el Partido siempre tiene la verdad, con la razón o sin ella. La salvación la tienen ellos y se apropiaron de las excepciones y las exclusiones. Sólo a quienes ellos señalen serán beneficiarios de la duda y de la pureza. Si creen que esto es mentira recuerden la justicia de la Revolución Cubana. Está representada en un paredón lleno de huecos producidos por balas de fusil y sucio de sangre y carne humana. Allí cayeron todos los que no pensaron como ellos. ¿Cuál fue el delito de los Judíos?... Ser Judío. ¿El de los Gitanos?... Ser Gitanos. Será que el delito ahora de nosotros los cordobeses es ser cordobeses.

Para  que vean como es el maniqueísmo de la oligarquía, de nuestro Estado y de los poderosos medios de comunicación capitalinos. Cuando Juan Manuel Santos Calderón fue donde Carlos Castaño a proponerle la desestabilización del país, para tumbar a un Presidente de Colombia, elegido por el Partido Liberal y con dineros del narcotráfico, se consideró este hecho un acto de heroico patriotismo que tuvo como noble fin el de moralizar la democracia colombiana. Pero cuando unos políticos y personajes de Córdoba fueron a Santa Fe de Ralito, bajo la amenaza de que ellos sabían lo que les pasaría si no iban, y firmaron un tal pacto por "refundar la patria", terminaron en la cárcel y condenados por paramilitarismo puro. Y de refundar esta hipócrita nación se ha hablado desde tiempos inmemoriales, tanto libertadores, políticos y bandidos lo han hecho.

Lo que se ha montado es un verdadero holocausto moral. Y el ejemplo no puede ser más diciente. Cuando un paramilitar ha tocado en sus versiones a la verdadera élite del poder económico, social, político y periodístico de Bogotá, los paramilitares son unos grandísimos mentirosos. Pero cuando hablan, sin contexto alguno, de un ganadero, comerciante o ciudadano cordobés están diciendo la verdad pura, la consideran un axioma que ni siquiera admite prueba en contrario, la versión es casi una presunción legal. Esto ha llevado a un perverso mercantilismo de testimonios y testigos que tiene a mucha gente inocente en serios enredos con la justicia.

Estamos en medio de una nueva guerra, esta es sin fusiles, ya que con la muerte moral es suficiente. La calumnia ha sido una de las armas más poderosas del comunismo y de la izquierda en general. Cuando se utiliza magistralmente lleva a un pánico colectivo, que le impide a la gente defenderse. Más bien la subyuga a unirse a su victimario. Por esta razón, hoy en Córdoba, los intelectuales, ganaderos y comerciantes son el engendro del mal y del paramilitarismo en Colombia.

ansanjr@hotmail.com

 

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