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EDICION No 5055 SÁBADO 07 DE MARZO DE 2009 - MONTERIA - COLOMBIA

Entre la pobreza, la marginación y la exclusión

Toño Sánchez Jr. Por TOÑO SÁNCHEZ Jr.

A las 4:00 de la madrugada se levantan Juana y Pedro (*), lo hacen con mucho cuidado para no pisar a su hijo menor, de 6 años, que duerme en una estera en el suelo de su pieza; los otros dos, de 8 y 10 años, duermen en un pequeño cuarto que tiene una sola cama. Pedro tiene como profesión la de ser especializado en "Oficios Varios", ha sido tirador de mezcla, celador y mensajero informal, actualmente es vendedor… de plátano, limón y yuca en el mercado.

Ese día ya no queda casi crema dental, por lo que decide cepillarse sin crema y dejar lo poco que queda a sus hijos. Se baña con el mismo jabón de lavar la ropa. Mientras tanto, su mujer se va para una improvisada cocina en donde hay una vieja estufa de dos puestos. Allí coloca una olla con agua para preparar el desayuno de ese día: cinco plátanos verdes (variedad puntilla) sancochados con sal, que serán acompañados con un poquito de café con leche negro, ya que no hay casi leche. La magia de la 'puntilla' en la mañana es que "aprieta" y da una larga sensación de llenura durante el resto del día. Después de la apretada de plátano, Pedro sale en su destartalada bicicleta, en compañía de su hijo mayor, a rebuscarse. Su primogénito lo acompaña hasta las 11:00 de la mañana porque estudia, al igual que el hermano que le sigue, en la jornada de la tarde. Si las cosas salen más o menos bien, lo más probable es que mande un billetico para la casa.

Por su parte Juana, sale a las 6:00 de la mañana a lavar ropa por día, en diferentes casas de la ciudad. Su hijo menor lo deja al cuidado de su otro hermano, pero le pide el favor a una entrañable amiga y vecina que "les eche un ojito". Es de admirar la solidaridad y los lazos de amistad que se forman en los estratos más pobres de una sociedad, muchas veces esas relaciones son las que permiten a estas familias sobrellevar y superar muchas dificultades.

Pero Pedro, antes de empezar a trabajar, tiene que ponerle la cabeza a su 'jefe'. Un poderoso pagadiario del mercado que es inclemente en el recaudo de los intereses y del capital. Luego de la transacción sale para donde otro abusivo mayorista a surtirse para su puesto de venta. Muchas veces la situación se pone tan mala que hay días que sólo hace para los intereses del prestamista. Y cuando le va bien, lo más probable es que ese día haya 'liga' en la comida. Esto quiere decir que comerán un pedazo de carne, por supuesto que no será cuadril, bifé o punta de anca. A lo mejor será un pedazo de rejo de carne gorda o jarrete.

Así transcurre la vida diaria de miles de monterianos. Y a todas estas penas se le unen la marginación y exclusión oficial a las que son sometidos por las administraciones de turno. En esos barrios, en donde viven estos pobres monterianos olvidados, todo cuesta… hasta vivir. El agua la venden, las calles son intransitables y se convierten en barrizales en invierno, no existen zonas verdes, la violencia intrafamiliar campea, los abusos sexuales son una práctica constante, las condiciones de salubridad no existen, por lo que la muerte escoge a estos sectores para 'acampar' durante mucho tiempo. Y como rige la ley de la selva, en la que sólo el más fuerte o la manada más poderosa es la que perdura, la violencia se convierte entonces en estrategia de defensa. En resumen, en estos sectores de Montería no se vive… se sobrevive. Pareciera que Dios se hubiera hasta olvidado de estos seres humanos. Vivir así, sí que es una desgracia. Y ver que hay personas que despellejan a su empleada o esposa porque el huevo frito quedó duro.

Pero qué situación más hermosa. Si usted observa detenidamente a esos niños que viven en estos sectores, notará que sonríen, que son alegres a pesar de sus penas. Sus ojos brillan y ve en esos rostros esperanza.

Esa es la real vida que viven nuestros paisanos a 15 minutos de nuestras casas. La pregunta es ¿qué hacen aquí por ellos? La respuesta certera tal vez es: Nada. Porque en Montería no existe responsabilidad social ni política, menos empresarial.

Pero lo más terrible es que no existe responsabilidad gubernamental. Aquí es más importante el pavimento y los 'Pasajes del Sol' que lo social y el saneamiento básico. No conozco de planes concretos para los estratos 1 y 2. Yo no creo que por 4 años que se gobierne en favor de esos deprimidos estratos, los del 3, 4, 5 y 6 terminen en la inopia.

Al negarnos a reconocer esta triste realidad lo que estamos es ayudando a construir una sociedad más inequitativa y excluyente, en donde la característica principal de este tipo de colectividad es el resentimiento y el odio.

Mientras el sol sale para unas calles de Montería, para el sur de la ciudad un manto de oscuridad se viene tendiendo desde hace muchos años. Nuevamente salta la pregunta: ¿Qué se está haciendo en esta capital para combatir esta inequidad social y pobreza?.. Nada.

Lamento tener que escribir de un tema tan deprimente y del abandono social al cual han condenado a los monterianos de los estratos 1 y 2. Pero es mi obligación periodística decirles que opino, muy personalmente, que esta desidia obedece a un maquiavélico plan político. Ya que tener a una comunidad en la extrema indigencia y analfabeta es la mejor manera de explotarla políticamente con el voto. No hay nada más rentable en esta ciudad que jugar con la esperanza y las necesidades de las personas. Pareciera que la estrategia fuera la de mantenerla subyugada, humillada y arrodillada para no perder el caudal político. Aquí eso de que enseñar a pescar es mejor que regalar el pescado, no aplica, porque la mendicidad política es más rentable.

Pero algunos dirán que estos ciudadanos no dicen nada y concluirán que les gusta que los engañen. No comparto esta apreciación, ya que la pobreza en esta sociedad causa es resignación, más no violencia política. Y esto sí que lo saben nuestros profesionales políticos (ediles, concejales, diputados, alcaldes, gobernadores y congresistas).

Aquí en esta ciudad no hay oportunidades y nadie hace nada. Aquí es, sálvese quien pueda. Jamás los gremios ni la Cámara de Comercio se han dado a la tarea de realizar una encuesta para conocer cuáles son los problemas y cómo viven los monterianos de los estratos 1 y 2. Eso no les importa, y a lo mejor los resultados ratificarían lo que se sospecha, que son insolidarios y excluyentes. Ni hablar de la responsabilidad que le cabe a las universidades, en especial a la de Córdoba. Que no aportan nada, para construir una mejor sociedad.

Y a todo este panorama hay que sumarle el Impuesto de Valorización por beneficio general, al cual serán sometidos todos los monterianos, en donde no se tuvo en cuenta los factores reales de pobreza de los habitantes; menos, la situación económica mundial.

En fin, el problema no es la maldad de los malos, sino el silencio de la gente buena.

Para que conste. Hay aspirantes que están construyendo su camino al Congreso bajo el supuesto de la desgracia ajena. Esto es, que están como las aves carroñeras, esperando que metan presos a algunos congresistas para ir por la silla vacante. Qué manera repugnante de hacer política.

(*) Nombres cambiados

 

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