Por TOÑO SÁNCHEZ Jr.
Hay Estados que se especializan, la mayoría de las veces, en inventarse sus propios males, llámense demonios o monstruos, con el fin de lograr oscuros fines. En esta 'oficial' práctica involucran a la sociedad, por medio de una propaganda bien encausada, la cual masifican, a sabiendas o no, los medios de comunicación centralistas o capitalistas. Tiempo después, cuando los engendros cumplen su terrorífico ciclo, salen las autoridades a perseguir responsables imaginarios, porque los reales y verdaderos están agazapados en su centro de poder. Pero como la justicia tiene que cumplir con su fin, de caer con todo su peso sobre el delito, lo que encuentra en la mayoría de sus 'exhaustivas' investigaciones es a 'chivos expiatorios' e inocentes víctimas que fueron avasalladas por esos demonios. Esto es, que desconocen de un tajo, más adelante, la violenta realidad histórica que se vivió en la región.
Hoy, este es el real panorama de Córdoba: Aquí funciona una empresa criminal. Se 'gatillea' de noche, de madrugada y de día. En moto, a pie y en carro; se cree que estamos cerca de ver crímenes desde una bicicleta y bestia, esto último en lejanas veredas. Estamos ante el resurgimiento de una nueva generación de autodefensas, paramilitarismo, grupos de justicia privada y combos de sicarios (¡ los cuatro son diferentes!). A todo esto se suma una delincuencia común más envalentonada y dispuesta a ponerse al servicio de los nuevos mandos medios del crimen organizado. El narcotráfico está en todo el territorio cordobés, y con un agravante, todos los eslabones de este mortal negocio operan en Córdoba.
Aunque griten que es mentira, en Córdoba se libra una guerra. ¿De liberación? ¿De reivindicaciones sociales? ¿De anticorrupción? ¿De antideforestación? ¿De antisubversión? Esta encarnizada batalla es por el botín… Y respetados lectores, nuestra amada Córdoba es el botín de guerra. Ante la mirada indiferente del resto del país, porque esa es la estrategia. Dejar sola a esta sociedad para después tener a 'alguien' a quien culpar de todos los males.
Nuestra posición geográfica y topografía hacen único a este Departamento, geoestratégicamente hablando. Es por ello, que esta guerra es por nuestras tierras, nuestras costas, por las matas de coca, por las rutas del narcotráfico, por los corredores de transporte de precursores químicos, por 'recoger' a los testaferros de los que ya no están… y lo más importante, para que se sepa… que llegó un nuevo patrón. Eso de que "a Rey muerto, Rey puesto" eran cuentos de la monarquía, es mentira. Aquí en Córdoba es verdad pura. Pero jamás los del poder central, Fiscalía y altas Cortes aceptarán que aquí esta pasando algo semejante.
Permítanme aquí un corto cambio de tercio. ¿Por qué hoy no vienen a Montería esos jueces estilo 'Giovanni Falcone' y periodistas investigativos de corte 'Juan sin Miedo', de Bogotá, a INVESTIGAR lo que está pasando verdaderamente en Córdoba. Para que le digan la verdad al país. De que esta sociedad, al igual que hace muchos años, hoy nuevamente está con miedo, aterrorizada. Y comprueben de primera mano si aquí es cierto de que todos somos bandidos, 'narcos', paramilitares, guerrilleros y corruptos. Para que informen con argumentos porqué a esta sociedad le tocó quedarse callada y mirar para otro lado; o si le tocó "colaborar" por miedo o "convicción". Indagar si los cordobeses son cohonestadores del crimen.
Yo me imagino, que no hay nada más viril que creerse tener 'cuatro', bien puestas, pero a más de 500 kilómetros del enemigo, y estando bien atrincherado y protegido por un Estado que ya sabe a donde desplegó sus monstruos y demonios. Pero lo único que no puede alegar la agredida sociedad cordobesa es el miedo, porque esta palabra está proscrita por la Fiscalía y Cortes, razón por la cual nadie en Córdoba puede alegarla como causal de ausencia de responsabilidad. Dejemos hasta aquí este cambio de tercio y sigamos con nuestro tema.
Ante todo este nefasto panorama lo peor no ha llegado para los cordobeses, está por venir. Como en un futuro se necesitarán culpables, qué mejor lugar para encontrarlos que en esa tierra de 'corronchos' y 'alcahuetes' del 'paramilitarismo'. Y todo esto, porque a Córdoba desde los centros de poder la ven como a una región que se merece este castigo. Por ser "permisiva", lo que sugiere una 'presunción legal' de culpabilidad en contra de los moradores de estas tierras por permitir todos los fenómenos criminales que aquí se han dado.
La verdad es cruda e innegable: Estamos igual o peor que antes y nadie dice nada. Y el que se atreva a defenderse lo 'guardan'. Y si creen que es mentira recuerden el caso Rodrigo García Caicedo. Todo mundo sabe que este viejo fue un corajudo luchador antisubversivo de palabra. Que jamás fue ideólogo y criminal, pero es la mejor presa que pueda dar esta tierra, por ahora, a la hambrienta sociedad y comunidad periodística capitalina. Ante lo que está pasando hoy en Córdoba, muchos dicen: ¿Para qué te vas a defender, para que te pase lo mismo que a Rodrigo García? Dale a esa gente lo que te piden y esperemos a ver qué pasa. Conclusión: Propongamos una reforma al Código Penal Colombiano: Todo ciudadano que se defienda de las agresiones de la guerrilla u otros grupos al margen de la ley será condenado a tantos años de prisión. En cambio, el que secuestre, extorsione, boletee y masacre (incluido Palacio de Justicia) será gestor de paz y podrá disfrutar de una fácil llegada al Congreso o a Europa. Aquí funciona el pragmatismo de la conveniencia.
Hoy en Córdoba nadie está exento de ser extorsionado o ser sindicado de paramilitar. Los que tienen que estar tranquilos son los 'guerrillos' y 'sindiguerrillos'. Ya que ahora hay una Unidad de la Fiscalía que se llama: Unidad de Derechos Humanos - Proyecto OIT. Todo lo que tenga que ver con Córdoba lo dan por cierto y sólo recogen pruebas en las cárceles del país. En términos de dominó, son los que tienen la mano y el cierre, y para mayor seguridad se quedan con la 'blanca'.
Los enemigos de esta región, legales e ilegales, le tienen el "maíz comido a los cordobeses", saben que nadie los defiende cuando están en problemas, por tal razón los apalean en todos los escenarios (Ej. Sindicato de la Universidad de Córdoba y socios). A esta situación no escapan los políticos tradicionales de Córdoba.
Ante esta grave situación caben unos interrogantes. Por qué los gremios no se pronuncian? ¿Por qué la Cámara de Comercio no dice nada? ¿La tal llamada Sociedad Civil? ¿Los sindicalistas?
Y para terminar. Ante este panorama la solución que ofrecen nuestras autoridades es prohibir el porte de armas, aun con salvoconducto. Esta es una eficaz medida, pero cuando hace parte de un plan integral, que incluya la prohibición del parrillero en moto las 24 horas, ¿o es que aquí el Derecho a la Vida está por debajo del mototaxismo? Todas esas medidas deben ir acompañadas de constantes retenes a peatones y vehículos.
Con esta nota doy un paso al lado en este tema. Siempre he sabido que ese hilo que separa la valentía de la temeridad no lo conocen los delincuentes ni lo aprecia nadie. Y mi responsabilidad periodística es con la sociedad y estoy convencido de haberla cumplido siempre, jamás seré temerario. ¿Dónde está el compromiso del resto de esta sociedad para con los cordobeses?
Creí que de pronto podía estar en las mesas de trabajo que hubo en el Centro de Convenciones el jueves y viernes. La Mesa de Temática más importante no existió, la de la protección a la vida y seguridad de los cordobeses de bien.